Una exposición recorre el siglo XX a través de 175 carteles de artista
El centro Tecla Sala de L'Hospitalet exhibe las obras de la colección José Luis Rupérez
"Una colección no tiene sentido si no se puede mostrar. El coleccionista es como un exhibicionista que busca el parque adecuado para abrir su gabardina, y la gran tradición gráfica de Cataluña la convierte en el lugar ideal". Así justifica José Luis Rupérez, propietario de los carteles que se presentan en la exposición Maestros del arte en el cartel -abierta hasta el 15 de marzo-, su elección del centro cultural Tecla Sala de L'Hospitalet de Llobregat para exhibirlos. Las 175 obras que reúne la exposición trazan un fascinante recorrido a través del siglo XX.
Los carteles, realizados exclusivamente por artistas, ponen de manifiesto la relación entre la pulsión creativa y las contingencias utilitarias. "Empecé la colección a mediados de los años ochenta con carteles de España y posteriormente me centré en las obras que artistas célebres habían concebido al servicio de un mensaje comercial, publicitario o político", explica Rupérez, señalando que sólo unas pocas piezas -de Kandinsky, Le Corbusier y Miró- se refieren a exposiciones de arte. La extraordinaria selección está formada en su mayoría por pintores y escultores, aunque hay algún fotógrafo, como Man Ray y Richard Avedon. A pesar de que no todos los nombres suenan, no se puede decir lo mismo de sus imágenes, que han trascendido su inicial función persuasora para pasar a formar parte de la iconografía colectiva.
El recorrido se abre con la edad de oro del cartel, correspondiente al art nouveau y al art déco, con piezas de Chéret, Mucha, Toulouse-Lautrec, Aubrey Beardsley y, entre los españoles, Casas, Utrillo y Llimona. También hay una curiosa obra figurativa de Malevich y otra de propaganda contra los bolcheviques de Kokoschka. "La mayoría proceden de subastas internacionales, pero hay algún golpe de suerte, como un edward penfield cotizado en 5.000 dólares que compré en el Rastro de Madrid por 35 euros", cuenta Rupérez, quien posee una de las mayores colecciones del mundo de carteles cubanos.
Entre las rarezas se encuentra un cartel en esperanto de las Fiestas de Valencia de 1913 y una escena del cubano Conrado Massaguer que, en 1944, retrata a los líderes involucrados en la II Guerra Mundial jugando un partido de dominó, en el que va ganando Churchill. "La colección Rockfeller adquirió el original de esta pieza por 95.000 dólares", señala Rupérez, que relata anécdotas sobre las disputas entre Chagall y Picasso a propósito de sus carteles publicitarios de la Costa Azul. Junto a ellos, se enfrentan al reto de trasmitir un mensaje turístico también Vasarely, Matisse, Foujita y Dalí.
El pop art fue la segunda edad de oro del cartel, como demuestran las obras de Lichtenstein, Rauschenberg, Wesselman, Hockney y Warhol con su homenaje a Chanel 5. Los movimientos contestatarios de la década de 1960 impulsaron el resurgimiento del cartel de propaganda, que había tenido su momento estelar antes y durante la II Guerra mundial. Léger, Calder, Sonia Delaunay, Wilfredo Lam, Keith Haring y Chillida son algunos de los creadores que ponen su arte al servicio de la paz y de la lucha social, junto con Joseph Beuys, del que se exhibe un cartel contra el transporte de residuos radiactivos datado en 1985.
Múltiples ejemplos dan fe de la excelente relación entre el grafismo y las artes escénicas, entre otros el cartel de Topor para la película basada en El tambor de hojalata, de Gunther Grass; el de Brossa para la Semana del Mimo; el de Magritte para el festival de cine de Bruselas; el de Jasper Johns para la compañía de danza de Merce Cunningham, y el de Milton Glazer, el autor del célebre I love New York, para Bob Dylan. Menor, aunque interesante, la producción vinculada a eventos deportivos, representada por el cartel para las Olimpiadas de Barcelona de Guillermo Pérez Villalta y el de Saura para la Copa del Mundo de Fútbol de 1982, que se jugó en España. El fascinante recorrido se cierra con un dibujo de Oscar Mariné en homenaje a los muertos del 11-M en Madrid.
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