Entre gritos y trabajo
El consejero de Economía y Hacienda, José Antonio Griñán, en una de sus escogidas apariciones a propósito del debate territorial abierto, ha desvelado la clave que explica el comportamiento de los mandatarios andaluces en relación a la pretensiones de Cataluña con la reforma de su estatuto. En su entrevista con EL PAIS, venía a señalar que lo mejor que se puede hacer es no dar muchos gritos y trabajar como lo están haciendo con el Gobierno. Pues a tenor del resultado, queda claro que aquí nadie de los suyos se ha movido un milímetro de esta consigna. Y si fuera por el grado de protagonismo del presidente de la Junta, Manuel Chaves, hay que concluir en señalar que la estrategia seguida hasta ahora ha surtido los efectos deseados. A saber: se ha consolidado aún más la imagen de Chaves; para nada ha arraigado entre los ciudadanos un sentimiento de agravio con respecto a los catalanes y, lo más importante, se abre paso una reforma del Estatuto andaluz perfectamente homologable a cualquier otra incorporando los elementos adecuados en el sistema de financiación para desterrar cualquier privilegio. En este sentido, no hay que perder de vista las consecuencias positivas que pueda tener para nuestra autonomía, no ya la fijación de un nivel de inversiones en Andalucía en base a su población sino, también, la pretensión de doblar la aportación de los recursos del Fondo de Cooperación Interterritorial o el "blindaje" de los fondos europeos sin posibilidad de que el gobierno central "distraiga" parte de los mismos hacia otras comunidades, tal y como ocurría con el PP.
En esas estamos cuando, esta semana, se agota una primera fase del proceso de reforma del estatuto andaluz al pasar el texto a la comisión correspondiente del Parlamento. Lo hará sin las firmas del PP y PA, que no obstante, parece que están dispuestos a incorporarse de pleno a los trabajos en la Cámara con la presentación de sus correspondientes enmiendas. Los andalucistas han iniciado, con menos acierto del que esperaban, una táctica de desmarque que, en cierta manera, comprende el mismo Chaves quien, incluso, confía más que los dirigentes de su propio partido, en lograr que el PA se sume, al final, a la tramitación y aprobación de un nuevo estatuto para los andaluces. Y mientras tanto, Andalucía, tendrá el privilegio de acoger el arranque de la campaña de recogida de firmas del PP contra el Estatuto catalán. No ha podido escoger mejor sitio para tan esperpéntica iniciativa. A las puertas de las fiestas del Carnaval, entre copla y mascarada.
Y a todo esto, se acrecienta la inquietud de algunos ante la cercanía de las elecciones municipales. En el caso del consejero de Agricultura y Pesca, Paulino Plata, cada día que pasa observa que otros le están haciendo el traje a medida para mandarlo al matadero que es como podría interpretar él la intención de su partido de que encabece la candidatura a la alcaldía de Marbella. Chaves ya ha admitido que la designación del aspirante será antes de lo que marca el calendario oficial del partido lo que pone de manifiesto la importancia y prioridad que dan los socialistas al objetivo de conseguir el control de este ayuntamiento. Ahora lo condicionan al resultado de una encuesta pero lo cierto que las expectativas no son nada halagüeñas y eso lo sabe tanto Plata como el mismo presidente andaluz. Así las cosas, no es de extrañar la resistencia del consejero a asumir este reto ya que puestos a asumir desafíos habría que preguntarse, por ejemplo, porqué no piensan en él no ya para la ciudad marbellí sino para la alcaldía de Málaga en donde la figura de la secretaria provincial, Marisa Bustinduy, actual jefa de la oposición, no parece alcanzar en los sondeos el nivel necesario para desbancar de la alcaldía al popular, Francisco de la Torre.
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