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Reportaje:

Bernanke desembarca en la Fed

Los expertos auguran una política monetaria continuista tras la llegada del nuevo responsable de la Reserva Federal

El Senado de EE UU aprobará este martes, sin mayores problemas, la candidatura del académico Ben Bernanke a la presidencia de la Reserva Federal (Fed). El martes será también el día en el que Alan Greenspan, convertido ya en leyenda, presidirá la que será su última reunión al frente del comité monetario del banco central más poderoso del mundo, después de 18 años y medio en el cargo. El cambio en la Fed se espera menos dramático que en otras ocasiones por las reconocidas cualidades del académico, del que se espera una política continuista.

Bernanke, formado en Harvard y en el Massachussetts Institute of Technology (MIT), goza de indiscutibles credenciales académicas
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Wall Street intenta adivinar futuros movimientos

Ben Bernanke, formado por las universidades de Harvard y el Massachussetts Institute of Technology (MIT), es especialista en política monetaria. La credencial del actual presidente del comité de asesores económico de la Casa Blanca y antiguo miembro de la Fed es indiscutible. Es una persona de gran calidad académica, íntegra, transparente y, sobre todo, dotada de una gran inteligencia, aunque es precisamente su trayectoria universitaria la que plantea dudas a Wall Street por el escaso perfil político mostrado hasta la fecha.

¿Qué deben esperar los inversores? ¿Y qué se puede adivinar de sus discursos sobre la política que seguirá al frente de la Reserva Federal?

El profesor Bernanke parte con una ventaja respecto a sus antecesores: es el único de los presidentes de la Fed que han servido como gobernador del banco central, salvo la excepción posible de Paul Volcker, que estaba al frente de la Reserva Federal de Nueva York cuando fue nominado a la presidencia de la autoridad monetaria estadounidense.

Durante su presencia en la Reserva Federal, el profesor mostró gran liderazgo intelectual sin tener que alinearse necesariamente con la línea de su presidente Alan Greenspan. Pero Ben Bernanke ya ha dejado claro ante el comité financiero del Senado que su política será continuista, es decir, seguirá los mismos principios de contención de la inflación y de apoyo a la creación de empleo seguidos por el actual oráculo de la política monetaria estadounidense.

La herencia de Greenspan

A partir de esta doble premisa o garantía, la opinión pública de Bernanke en cuestiones económicas y de política monetaria ha sido similar a la expresada por el gurú. Al menos en la superficie y salvo algunas excepciones. En el plano de la política fiscal, tanto Bernanke como Greenspan apoyaron sin fisuras los recortes fiscales lanzados por la Casa Blanca para salir de la recesión, y que éstos se hicieran permanentes. Y como mandan los libros macroeconómicos, los dos han mostrado su preocupación por el elevado déficit fiscal y exterior que acumula la mayor economía del mundo, que pueden llevar a una política monetaria más agresiva. Ambos evitan hablar de burbuja en el sector inmobiliario.

Las condiciones financieras son importantes para Bernanke, como coinciden los analistas. Por este motivo, añaden, el futuro presidente de la Fed considera esencial la transparencia y la buena comunicación con el mercado, para que entiendan lo que está haciendo la Reserva Federal. Es otro de los puntos en los que coincide con Greenspan, que en la recta final de su presidencia abandonó su lenguaje oscuro y confuso hacia uno más predecible por Wall Street. Esto provocará que las previsiones de la Reserva Federal sean todavía más importantes y recaben más atención de los operadores financieros que hasta ahora.

El principal punto de discordia entre el gurú saliente y el entrante está en lo que entienden como estabilidad de precios. Bernanke defiende con firmeza que se fije un objetivo de inflación similar al que el Banco Central Europea (BCE) tiene establecido para la eurozona. Greenspan no lo ve igual, a pesar de que Bernanke insista que es "un paso natural" en la modernización de la política de la Fed. "Hay que dar al público una definición -numérica o una banda- que sirva de guía y que permita anticipar los comportamientos de la Reserva Federal", dijo ya en junio de 2004, aunque aclaró que ese objetivo no debe ser estricto. Pero a Bernanke no le gusta que le comparen con el BCE. Su idea de estabilidad de precios es simétrica, no asimétrica (cerca o por debajo del 2%).

Otros de los aspectos que llama la atención de Bernanke es su optimismo, aunque del lado de la inflación se muestra más preocupado que muchos de sus colegas porque se encuentra ya al límite de la contención. La tasa de crecimiento de la actividad económica en Estados Unidos, entre tanto, se mantiene por encima de su potencial medio. Pero la situación real con la que Ben Bernanke se encuentra la economía es confusa. El abultado desequilibrio de sus cuentas pública y exterior, el reciente alza en el precio del petróleo por la crisis con Irán, la reconstrucción de las zonas devastadas por Katrina y la temida crisis en el sector inmobiliario se presentan como importantes puntos de incertidumbre.

Los analistas de Citigroup señalan en este punto que la clave está en el comportamiento de los consumidores, que representan el 20% del producto interior bruto (PIB) estadounidense. Y no pierden de vista un posible debilitamiento del dólar frente al euro, que podría llevar a la Reserva Federal a retrasar el esperado fin del alza de tipos de interés en Estados Unidos. Por todo esto, señalan, será importante ver cómo se las arregla Ben Bernanke con otros bancos centrales y en especial con la autoridad monetaria europea, desde donde han alabado ya el perfil del académico estadounidense.

Así que, en definitiva, como sucediera con Alan Greenspan, Bernanke deberá ganarse el respeto del mundo económico y financiero.

Alan Greenspan (izquierda), junto al presidente George W. Bush y Ben Bernanke.
Alan Greenspan (izquierda), junto al presidente George W. Bush y Ben Bernanke.REUTERS

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