La resistencia del tendero

En silencio y a base de pequeños gestos -reservar una barra de pan, guardar el DVD de la promoción de turno, remendar unos zapatos en una tarde...-, 60.000 tenderos luchan en la región por mantener a flote sus comercios frente a la presión de las grandes superficies comerciales.

La Comunidad de Madrid no es un campo de batalla fácil para ellos. La región es la comunidad que más libertad da a los grandes centros para ofrecer su combinación de comercio y ocio. Las grandes superficies pueden abrir en Madrid 20 domingos al año, más del doble de los ocho que pueden hacerlo en Cataluña. A los miles de empleados de las grandes superficies, el pequeño comercio replica con padres, madres e hijos que se turnan detrás del mostrador.

La región tiene 34 grandes centros comerciales (grandes almacenes, complejos de ocio, los llamados multicentros), sin contar hipermercados. En total, disponen de más de dos millones de metros cuadrados.

En el otro frente, la Comunidad ha pasado de tener casi 56.000 comercios minoristas con menos de seis asalariados en 2000 a los más de 60.500 que había en 2005, según un informe del Ministerio de Comercio.

Pero los tenderos matizan la cifra: muchos de estos nuevos negocios son franquicias que, aunque de tamaño reducido, funcionan con la misma lógica comercial que las grandes superficies.

"Donde antes había una panadería o una frutería, ahora hay una tienda de móviles", explica Salvador Bellido, presidente de la Confederación de Pequeñas y Medianas Empresas (Copyme). Además, el aumento de licencias es proporcionalmente escaso respecto al aumento de la población en la región (un millón de nuevos habitantes). El resultado es que la densidad comercial ha descendido en los últimos 10 años: de haber 14,79 establecimientos por cada 1.000 habitantes ha pasado a 13,73, según la Copyme. Esta cifra convierte a Madrid en la región con menos pequeño comercio por población de España.