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Reportaje:CONSUMO

Una de cada tres personas te puede inmortalizar

Pablo Guimón

L a mañana del 7 de julio de 2005, Alexander Chadwick cogió el tren desde Enfield hasta el centro de Londres. Viajaba en la línea de metro Piccadilly cuando, a las 9.50, entre las estaciones de King's Cross y Russell Square, vio un destello y escuchó una explosión. El vagón en el que viajaba descarriló, y un humo denso lo cubrió todo. Los pasajeros tuvieron que esperar 25 minutos para ser evacuados. Tiempo suficiente para que Alexander sacara su teléfono móvil con cámara y tomara una fotografía digital. A la mañana siguiente, ilustraba las páginas de la prensa londinense.

La imagen capturada por Alexander tras los atentados del 7-J, pero también las del tsunami desde las playas del sureste asiático o las de las torturas de Abu Ghraib. Todas ellas se cuentan entre las fotografías más relevantes periodísticamente de los últimos meses, y todas fueron tomadas con cámaras digitales por fotógrafos no profesionales.

"Probablemente se estén tomando más fotos en un año que en los anteriores 160 años de historia de la fotografía juntos", asegura el experto Tom Ang
Viejos fabricantes como Konica Minolta dejan el sector, mientras la 'web' Flickr, en la que se comparten fotos, es de las más visitadas del mundo

Las cifras hablan por sí solas: en 2005 se vendieron en España más de 10 millones de cámaras fotográficas digitales, según la consultora especialista en el sector GFK. Sumadas a las más de 8 millones que se vendieron hasta entonces, hacen un total de más de 18 millones de cámaras para una población de 44,1 millones de habitantes. Casi una cámara digital para cada 2,5 españoles.

El 70% de esas cámaras van incorporadas a un teléfono móvil. Y del resto, la inmensa mayoría son compactas de tamaño reducido. Podría decirse que al menos uno de cada tres ciudadanos está en disposición de tomar una foto digital en cualquier momento, esté donde esté. O lo que es lo mismo: de cada tres testigos de cualquier acontecimiento, al menos uno puede inmortalizarlo.

Sophie Batterbury, de 37 años, es editora gráfica del periódico inglés Independent on Sunday. Como muchos otros, su rotativo publicó tras los atentados del 7 de julio en Londres imágenes tomadas por fotógrafos no profesionales. "Llegaron por las agencias", recuerda. "Eran importantes porque estaban sacadas bajo tierra, adonde no accedieron los fotógrafos".

Demasiadas fotos

La tecnología digital, dice Batterbury, ha cambiado su trabajo en muchos aspectos. Por ejemplo, en el enorme crecimiento de la cantidad de fotos que llegan de las agencias a las redacciones de los periódicos. "Antes se sacaban menos fotos, y transmitirlas era muy costoso", explica. "Ahora, en un día normal recibo más de 10.000 fotos. Hace tres años, no superaban las 5.000 al día".

El aumento de la cantidad de fotos que se hacen se percibe no sólo en el fotoperiodismo, sino también a escala doméstica. María León Oller es una estudiante barcelonesa de 25 años. Estas navidades se fue de viaje a Egipto 10 días, con sus padres y sus tres hermanos. Entre todos, llevaron tres cámaras digitales y dos móviles con cámara.

María llevaba una Nikon réflex de seis megapíxeles y un teléfono Nokia con cámara. Volvió a casa con 630 fotos almacenadas en las tarjetas de su cámara réflex, "y otras quince o veinte en el móvil".

Para un viaje como el de estas navidades, María dice que, en los tiempos en que usaba cámara analógica, se habría llevado cinco carretes. Pero es que, para obtener las 650 fotos que sacó en Egipto, habría necesitado 18 carretes de 36 fotos. Es decir, María tomó casi cuatro veces más fotos que las que habría sacado con su cámara vieja. Además, las 650 fotos que trajo estaban ya editadas: las vio en la pantalla de su cámara, borró las malas y se quedó sólo con las que quiere guardar. Una labor que, antes, sólo se podía realizar en casa con la película revelada.

De todas esas fotos que sacó, María no tiene previsto hacer ninguna copia en papel. "Las guardaré en un CD y las mandaré por e-mail a mis amigos", explica. "Y puede que con algunas haga un álbum digital en la página de Internet www.hofmann.es".

El número de copias en papel realizadas en España bajó en 2005 más de un 30% respecto del año anterior, y la mayor parte de ellas procedía de cámaras analógicas. Y es que de las imágenes tomadas por cámaras digitales, sólo un mínimo porcentaje se copia en papel. La mayoría queda archivada en los teléfonos, en los ordenadores, en cedés, en i-pods, en Internet. Las fotos se envían por correo electrónico o por mensajes de móvil, se muestran en los ordenadores y se cuelgan en páginas web de compartir fotos como Flickr (www.flickr.com), que aloja nada menos que 37 millones de fotos de 1,2 millones de usuarios.

Los cálculos son aventurados, pero Tom Ang, experto en fotografía digital y autor de varios libros sobre la materia, escribía en The Guardian el pasado mes de noviembre que "probablemente se estén tomando más fotos en un año que en los anteriores 160 años de historia de la fotografía juntos". El autor habla de "polución de imágenes".

La masificación de la fotografía digital también ha agitado la industria. Las empresas de telefonía y de informática han entrado de lleno a competir con los fabricantes tradicionales de cámaras. "Alrededor de un 75% de los móviles que conforman la cartera de Nokia cuenta con cámara integrada", asegura Carlos Laita, director de Nokia Multimedia en la península Ibérica. "Según los estudios que manejamos, alrededor del 60% de los teléfonos vendidos en 2005 incorpora algún tipo de cámara". Un porcentaje que en 2004 era sólo del 30%. "La fotografía en el móvil tiene delante un camino por recorrer", concluye Laita.

Se despliegan nuevas oportunidades empresariales, mientras otros negocios dejan de ser rentables. La empresa Konica Minolta, pionera en la fabricación de cámaras, anunció el pasado 19 de enero que abandonaba el sector por su incapacidad para competir con la digitalización del mismo. Despedirán a 3.700 trabajadores. Otro histórico productor de cámaras, Nikon, hizo público el 12 de enero que abandona la producción de máquinas analógicas, para centrarse sólo en las digitales.

Y no sólo se ven afectados los fabricantes. Los establecimientos de revelado están obligados a reinventarse. La venta de carretes y de papel fotográfico cae en picado. En julio de 2005, Kodak anunció que dejaría de fabricar papel fotográfico en blanco y negro, después de que la demanda de ese tipo de papel haya caído, según la propia empresa, a un ritmo de un 25% anual. La multinacional planea reducir su plantilla de 12.000 a 5.000 empleados en los próximos años. Mientras tanto, una web de compartir fotos como la mencionada Flickr, nacida en 2002, se coloca entre las 100 páginas más visitadas del mundo y es adquirida a un precio millonario por el gigante Yahoo.

En los próximos años se prevé que el mercado de cámaras digitales siga creciendo, aunque a un ritmo menor. Aún le queda camino por recorrer a la fotografía digital. Una innovación tecnológica que, en poco tiempo y sin hacer mucho ruido, ha redefinido nuestra relación con la fotografía.

Departamento de cámaras digitales en unos grandes almacenes.
Departamento de cámaras digitales en unos grandes almacenes.CRISTÓBAL MANUEL

Cinco años para dar la vuelta a un mercado

LA GENERALIZACIÓN de la tecnología digital ha revolucionado el mundo de la fotografía, y lo sorprendente es que lo ha hecho en muy poco tiempo. En cinco años, se ha pasado de una implantación casi nula a la práctica dominación del mercado. En el año 2000, el 96% de las cámaras que se vendieron en España eran analógicas. En 2005, sólo el 8% fueron analógicas y el resto, digitales. Sin contar las cámaras integradas en teléfonos móviles, que en 2005 supusieron el 75% del total de las cámaras digitales vendidas.

La primera patente de una cámara sin película es del año 1972, pero hubo que esperar hasta 1994 para que Apple pusiera a la venta la primera digital con

un precio inferior a los 1.000 dólares. Eso sí, la calidad de la imagen (640 × 480 píxeles) dejaba mucho que

desear.

Lo que realmente aceleró la implantación de la fotografía digital fue la capacidad de los ordenadores para manejar archivos de imagen (la memoria que ocupa una foto equivale a la de cientos de documentos de texto). Desde el cambio de milenio, casi todos los ordenadores pueden manejar sin problemas imágenes digitales. Las conexiones de banda ancha a Internet facilitan el envío y la recepción de fotos, y las cámaras alcanzan niveles muy altos de calidad.

En la actualidad, el 95% de las cámaras que se venden en España ofrece una calidad de imagen de más de 3 megapíxeles, y este año se comercializarán en España teléfonos móviles de gama alta que incorporan cámaras con esa misma resolución. El mercado español de cámaras digitales es el que más creció de Europa en 2005, y el europeo es el que más crece del mundo.

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Sobre la firma

Pablo Guimón
Es el redactor jefe de la sección de Sociedad. Ha sido corresponsal en Washington y en Londres, plazas en las que cubrió los últimos años de la presidencia de Trump, así como el referéndum y la sacudida del Brexit. Antes estuvo al frente de la sección de Madrid, de El País Semanal, y fue jefe de sección de Cultura y del suplemento Tentaciones.

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