Hierro candente
El sector del acero está candente. Apenas unos días después de que el grupo franco-hispano-luxemburgués Arcelor brindase por el triunfo en la dura pelea con el alemán Thyssen por tomar el control de la compañía canadiense Dofasco, el angloindio Mittal Steel, líder mundial del sector, ha irrumpido para reabrir la pelea. Y nada menos que para cazar al cazador. Con la sorpresa que requieren estas operaciones y, al parecer, atados todos los cabos precisos para que sea una jugada maestra, Mittal ha lanzado una OPA hostil sobre Arcelor, la segunda del mundo. Además, para hacer más evidente el enconamiento del enemigo, ha anunciado que tiene un acuerdo con Thyssen para venderle posteriormente Dofasco. Arcelor no ha perdido tiempo en hacer público su rechazo frontal y su disposición a luchar hasta el final.
Es una pelea entre grandes. Pero más allá de la guerra por el control del acero, esta serie de ofertas y contraofertas pone en el escaparate un sector que lleva años en un proceso de concentración. Y que en España ya tuvo secuencias continuadas desde la reconversión de los ochenta hasta la creación de Aceralia, la empresa que aglutinó prácticamente a todo el sector siderúrgico para después integrarse en la actual Arcelor, junto a la luxemburguesa Arbed y la francesa Usinor. Thyssen, décimo del mundo, también ha ido adquiriendo empresas para no perder comba.
Esta carrera refleja los avances del proceso de globalización. La familia india Mittal, que controla más del 87% del líder mundial, es un ejemplo de esa expansión. Partiendo de una pequeña acería en India, empezó a crecer en 1970, emigró a Indonesia, y desde allí comenzó a comprar empresas en dificultades, principalmente públicas, y hoy tiene presencia en todo el mundo.
Pese a todo, el sector del acero sigue muy atomizado, como lo prueba el que Mittal y Arcelor sumen apenas el 10% de la producción mundial. Desde ese punto de vista, no deberían existir muchos problemas para que la operación de concentración recibiera la luz verde correspondiente de las autoridades de competencia, a no ser que el mercado quedara copado en algunas áreas y que ello supusiera laminar al resto de sociedades del sector.
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