El gran seductor
Henri Pierre Roché (1879-1959) era un genuino hombre de mundo. Inteligente, elegante, viajero y gran conversador, frecuentó las tertulias de Gertrude Stein y supo valorar desde sus comienzos el arte de Picasso o Brancusi. Amigo de Duchamp, se basó en él para escribir Víctor, una novela póstuma. Roché era un gran seductor, y debía andar por los 75 años cuando miró con detenimiento una historia que él protagonizó cinco décadas atrás. En un cuaderno de juventud encontró su letra fresca, además de la de dos hermanas que fueron fuente de amistad y amor. Roché, estimulado por el éxito de su primera novela Jules y Jim (1953) y por el material que le hizo rememorar episodios pasados: la libreta de notas, la correspondencia y el diario ajeno de una de las hermanas, escribió una fascinante novela, Dos inglesas y el amor. Truffaut, con quien mantuvo amistad y correspondencia, llevó estas dos novelas al cine.
DOS INGLESAS Y EL AMOR
Henri Pierre Roché
Traducción de Carlos Manzano
Libros del Asteroide
Barcelona, 2005
300 páginas. 17,95 euros
El buen prólogo de Antoni Marí en Dos inglesas y el amor crea la atmósfera necesaria para hacer entrar en un texto que nació de un diario de juventud, exaltado y arrebatado, como no podía ser de otra manera, que Roché convirtió en un espléndido manual del cortejo. Henri Pierre Roché y las dos hermanas formaron durante la primera década del siglo XX un trío que fue mudando sus sentimientos, intercalando papeles para impulsar una y otra vez el amor, la camaradería y la complicidad. Margaret, Violet y Henri (en la novela Muriel, Anne y Claude) tenían una edad que rondaba los veinte años y partían de caracteres diferentes: "Ella (Muriel) cita a Verlaine, Anne a la Biblia y yo a Sancho Panza", anota Claude. El trío compartirá un sinnúmero de afectos y el lector será su confidente, pues cada uno de los protagonistas y en nombre propio irá narrando los pasos de este juego de seducción.
Así, en Dos inglesas y el amor, está la ingenua y emocionada expresión de una amistad que crece y se quiebra frente al amor, porque nada debe ser inexplorado. Allí, en el texto, se muestra esa aventura de cada día en tiempos de juventud donde el temor a la ruptura y la promesa del reencuentro son un aliciente. Quien lee, escucha el particular soliloquio de sus protagonistas convertido en cómplice porque conoce de primera mano las voces que le hablan de la firmeza de las dudas, del estupor ante el vacío del amor: "Estoy sola. Mi amigo ya no está conmigo". Tiene esta novela una cualidad hipnótica que no da tregua a quien lee, pues esta lectora leyó, releyó y anotó en medio de una apacible turbulencia. Amor y amistad. Avanzar y retroceder. Cambiar, mudar. Dos inglesas y el amor es la expresión precisa y honda de un tiempo joven que eleva a cimas inexplicables lo que en un futuro ya será imposible alcanzar.
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