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Reportaje:ELECCIONES PALESTINAS

Hamás rompe la hegemonía de Al Fatah

Los islamistas emergen con fuerza de sus primeros comicios parlamentarios, según los sondeos

Nada volverá a ser lo mismo en los territorios ocupados palestinos. El régimen del partido único, Al Fatah, es desde ayer historia. Las encuestas a pie de urna concedieron a la formación hegemónica ventajas de seis o siete puntos sobre el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás en unas elecciones legislativas que registraron una participación abrumadora, el 77,69% de los votantes registrados. Se abre ahora un panorama político pleno de incógnitas. Todas las alianzas son posibles, y las consecuencias sobre el moribundo proceso de paz israelo-palestino son todavía indescifrables. Los palestinos, conscientes del momento trascendental que viven, acudieron en masa a las urnas para elegir el Parlamento, de 132 escaños.

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El presidente Mahmud Abbas anunció a las 21.00 (una hora menos en la España peninsular) desde la sede del Gobierno, en la Mukata de Ramala, que el 77,69% de los electores ejercieron ayer su derecho al voto. En Gaza, bastión de los disciplinados simpatizantes de Hamás, el porcentaje ascendió hasta el 81,65%. En Cisjordania se redujo a un elevado 74,18%. "El proceso se ha desarrollado con calma. Si estas elecciones indican algo es que los palestinos, pese a la ocupación, merecen participar en este acontecimiento democrático y confirma al mundo entero que el palestino es un pueblo civilizado", declaró Abbas. "Nos dirigimos", añadió, "hacia una nueva etapa. Esperamos que la comunidad internacional nos ayude a retomar las negociaciones con Israel para conseguir un acuerdo definitivo".

El portavoz de la Comisión Electoral, Ammar Duaik, destacó que "los resultados se harán públicos cuando estén listos". Y advirtió de que un recuento como éste requiere más tiempo que el escrutinio en unas elecciones presidenciales, como las celebradas en enero de 2005. "Ojalá estén en 24 horas, pero tal vez se demoren 48 horas", señaló Duaik.

Los sondeos a pie de urna elaborados por varios institutos de opinión otorgan el triunfo a Al Fatah, pero los márgenes son reducidos. La encuesta encargada por la Universidad de Bir Zeit concede el 42% de los votos al partido del presidente Abbas, mientras Hamás superaría el 35%. La consulta de la Universidad de An Nayah, radicada en Nablus, disminuye la diferencia un punto (46%-40%). Una proyección provisional de la primera de las encuestas refleja que Al Fatah dispondría de 63 escaños, al tiempo que el movimiento fundamentalista ocuparía 58 asientos en el Parlamento.

El partido oficial no puede cantar ya victoria como hacía antaño, cuando arrollaba en los comicios con porcentajes de voto superiores al 80%. Al margen de los comportamientos corruptos de parte de los ministros y altos funcionarios de la Autoridad Nacional Palestina, la concurrencia de candidatos independientes que antes militaban en Al Fatah ha erosionado su presencia en el futuro Consejo Legislativo Palestino. El juego de alianzas parece inevitable. Algunos partidos -como La Tercera Vía, dirigida por el ex responsable de Hacienda y ex funcionario del Fondo Monetario Internacional, Salam Fayad, y la lista encabezada por Mustafá Barghoti- pueden jugar algún papel. Todo dependerá de si pueden cubrir con sus escaños las necesidades de Al Fatah para formar mayoría en la Cámara. Salvo que imponga su criterio el número uno de la candidatura del partido gobernante, el preso Maruan Barghuti, que respalda abiertamente una alianza con Hamás para formar Gobierno.

Pero el escepticismo, cuando no el abierto pesimismo, aflora entre los políticos. Mohamed Jadallah, ex portavoz del Frente Democrático para la Liberación de Palestina, afirmaba por la mañana ante un centro electoral situado frente a las murallas de Jerusalén: "Hamás no va a ganar. Estamos acostumbrados a la agenda corrupta de Al Fatah, pero eso lo sabemos manejar. Muy diferente es la agenda social de Hamás. Nos traerá demasiados problemas". A juicio de este ex dirigente, decepcionado por la incapacidad de los partidos de la izquierda para crear una alternativa capaz de ser decisiva en el Consejo Legislativo, el partido del presidente Mahmud Abbas tratará de formar una coalición con los fundamentalistas, una pretensión que pasa por el más que improbable desarme de los islamistas. "Si no lo consigue, lo intentará con Fayad o con Mustafá Barghuti, pero les hará sufrir. El Parlamento va a ser un caos".

Militantes de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, frente a carteles electorales en Cisjordania.
Militantes de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, frente a carteles electorales en Cisjordania.ASSOCIATED PRESS

MARUAN BARGHUTI. El carisma de las Intifadas

Maruan Barghuti (Ramala, 1959) es, desde una cárcel israelí, el cabeza de lista de Al Fatah y líder de los jóvenes dirigentes. En diciembre demostró su poder dentro del partido: disconforme con la lista elaborada por el presidente Mahmud Abbas, que encabezaba el primer ministro Ahmed Qurei, presentó una candidatura alternativa y la escisión sobrevoló el partido y Abbas tuvo que ceder. Su imagen -manos en alto y esposado- inunda las calles palestinas, especialmente en Ramala. Casado con una abogada, Fadua, tiene cuatro hijos, uno de ellos recluso con él.

Detenido por primera vez a los 18 años, aprendió hebreo en prisión y, tras ser liberado, se licenció en Ciencias Políticas e Historia, y se graduó en Relaciones Internacionales en la Universidad de Bir Zeit. Se erigió en uno de los cabecillas de la primera Intifada, que le dio carisma, y fue deportado a Jordania, donde residió siete años. Muy crítico con la gestión de Arafat, al que acusaba de alentar la corrupción. Detenido en abril de 2002, fue condenado a cinco cadenas perpetuas. Es partidario de que Hamás entre en el Gobierno.

MUSTAFÁ BARGHUTI. La resistencia no violenta

Mustafá Barghuti (Bait Rima, 1954) es un médico formado en la URSS y en EE UU partidario de la resistencia no violenta frente a Israel. Fue un crítico feroz de Arafat y de una Autoridad Palestina dañada por la corrupción. Y como tantos en los territorios ocupados, resultó herido de bala en 1996 por soldados israelíes y detenido varias veces.

Defensor de un Estado palestino que incluya todos los territorios conquistados por Israel en la guerra de 1967, incluido Jerusalén Este, su posición es más ambigua respecto al derecho al retorno de los refugiados palestinos. Considera necesario el acuerdo con el Estado judío en esta materia. Mustafá militó hace años en el Partido Comunista, pero en las presidenciales de enero de 2005, cuando desafió el liderazgo de Mahmud Abbas, buscó apoyos en cualquier partido, desde el izquierdista Frente Popular de Liberación de Palestina hasta Hamás, y asimismo entre los dirigentes más cercanos a Occidente. Logró el 19,8% de los votos. Su programa comienza con un versículo del Corán. Un periodista le preguntó en una cadena de televisión: "¿Cómo es posible que se declare marxista-leninista y luego acuda a las mezquitas de Hebrón a buscar votos?".

ISMAIL HANIA. La cara moderada del islamismo

Ismail Hania (Gaza, 1963) es uno de los dirigentes más moderados del Movimiento de Resistencia Islámica, Hamás. Aunque es el número uno de la lista de su partido, que se presenta en los comicios con el nombre de Lista por la Reforma y el Cambio, no es la cara más visible de la organización. Sólo domina el árabe, por lo que es su compañero Mahmud Zahar el encargado de atender a los periodistas extranjeros.

Hania, padre de siete hijos y activo políticamente desde su juventud, es profesor de Religión en la Universidad Islámica de Gaza y fue director de la oficina del jeque Ahmed Yasin, asesinado por el Ejército israelí en 2004. Detenido varias veces, sobrevivió en 2003 a un ataque de la aviación israelí cuando almorzaba con Yasin y fue uno de los 452 militantes fundamentalistas palestinos que fueron deportados al sur de Líbano por el Gobierno de Isaac Rabin en 1992.

A diferencia de otros líderes de Hamás, Hania es partidario de formar una coalición de Gobierno con Al Fatah. Considera necesario que los islamistas comiencen a influir desde los Ministerios de Sanidad o Educación, ámbitos en los que su organización lleva 18 años ganándose la confianza de los electores.

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