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Apuntes

Un encuentro propiciado por canarios y lagartos

José Manuel García Verdugo llegó a la neurogénesis adulta en humanos desde los lagartos. Fue en su tesis, allá por la mitad de la década de 1980, trabajando junto al investigador Carlos López García, de la Universitat de València, cuando observó unas células en la corteza cerebral de los reptiles que le pareció que migraban por el cerebro. Por entonces, Arturo Álvarez-Buylla trabajaba en una parcela parecida con canarios. En un trabajo de postdoctorado que dirigía Fernando Nottebohm, prestigioso biólogo, neurólogo y ornitólogo de la Universidad de Rockefeller en Nueva York, describió al detalle las células migradoras en aves y la neurogénesis adulta en la revista Nature.

Ambos, cada uno por su lado, llegaron a conclusiones similares en reptiles y aves, por lo que decidieron sumar esfuerzos y dar el salto a los mamíferos. Era la década de 1990. "Por entonces, en la prensa especializada salía un artículo de neurogénesis de mamíferos adultos cada año; ahora salen hasta 300 al mes", rememora García Verdugo. La unión de esfuerzos dio como resultado publicaciones en Cell, Journal of Neuroscience, Nature o Science que describieron las claves de la neurogénesis en ratones y humanos.

Pero la experiencia en vertebrados más simples, como las aves o los lagartos, seguía dando pistas cuando las preguntas eran más complejas. Por ejemplo, al plantearse la utilidad de la neurogénesis en las diferentes especies. En los canarios, la capacidad de crear nuevas neuronas tiene que ver con su perpetuación. Cada año son distintos los cantos que atraen a las hembras, y cada año los canarios han de aprender los nuevos, por lo que necesitan reemplazar las neuronas viejas para almacenar el reclamo de la nueva temporada. De hecho, si se bloquea este proceso, repiten las melodías de años anteriores y no logran reproducirse.

Sin embargo, entre los mamíferos, la memoria es acumulativa a lo largo de la vida y esta capacidad es un rasgo evolutivo diferenciador respecto a otras especies, lo que indica que es una facultad adaptativa importante. "Por eso tenemos una gran corteza cerebral que actúa como disco duro del cerebro almacenando datos y que nos ha ayudado a sobrevivir". Teniendo en cuenta que en la fascia dentada del hipocampo es donde más actividad neurogenética se ha detectado y que es una zona relacionada con la memoria y el aprendizaje, "lo más probable es que las nuevas neuronas del hipocampo sirvan para regular nuevos aprendizajes", o en otras palabras, como el hipocampo es el procesador del cerebro, las nuevas células tendrían un papel en la gestión de la información y en decidir qué archivos se mantienen, cuáles se incorporan y cuáles se borran del disco duro que es la corteza.

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