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Reportaje:CRÓNICA EN VERDE

Los orígenes del virus

El estudio de las variantes de gripe presentes en aves silvestres ayuda a prevenir una pandemia

Hasta ahora el virus de la gripe aviar sólo ha conseguido infectar a un reducido grupo de personas. Si este patógeno fuera capaz de transmitirse entre humanos, algo que no parece haberse producido hasta ahora, podría desencadenarse una pandemia de consecuencias impredecibles. En 1918, cuando se produjo la famosa epidemia de gripe española, el virus, con una tasa de mortalidad que no superó el 2%, fue capaz de causar unos 50 millones de muertos en todo el mundo, 300.000 de ellos en España.

Precisamente este virus, el de la gripe española, ha podido reconstruirse gracias a un complejo proyecto científico en el que ha participado un español, el microbiólogo Adolfo García-Sastre, profesor en la Facultad de Medicina Monte Sinaí, de Nueva York. Un especialista que acaba de visitar Sevilla para reunirse con sus colegas de la Estación Biológica de Doñana, dedicados a la identificación de virus en poblaciones de aves silvestres, cuestión que podría resultar decisiva a la hora de prevenir la temida pandemia.

Pregunta. ¿De qué manera están relacionados los virus de la gripe presentes en aves y los que son propios de los humanos?

Respuesta. Los virus de la gripe que afectan a humanos son virus muy determinados, de los que, en la actualidad, sólo existen dos tipos. Estas dos variantes también están presentes en las aves que, además, se ven afectadas por otros 16 tipos de virus de la gripe. Los virus pandémicos aparecen cuando un virus propio de aves es capaz de infectar a humanos. Este salto no es fácil, porque cada virus está adaptado a su propio huésped y no se propaga con facilidad en otro.

P. Sin embargo ese salto es posible, y ha podido incluso certificarse en el virus de la gripe española de 1918, que usted, junto a otros especialistas, ha sido capaz de reconstruir.

R. El virus de 1918 tiene unas secuencias muy parecidas a las que encontramos en virus de aves, aunque ambos son un poco distintos porque aparecen ciertos cambios que diferencian a uno y a otros. Es muy posible que en esas secuencias, que hemos identificado en algunos genes, se encuentre la clave que explique por qué un virus propio de aves es capaz de cambiar lo suficiente como para adaptarse a los humanos. Estamos, por tanto, tratando de precisar las características de esas secuencias porque así sabremos hasta qué punto un virus de aves será capaz de infectar a humanos. ¿Se necesitan 10 cambios?, ¿20 cambios? Cuantos más cambios hayan de producirse en el perfil genético del virus menor riesgo existe de que sea capaz de saltar a humanos.

P. ¿Se puede identificar a los virus candidatos a producir una pandemia?

R. Si somos capaces de identificar las secuencias que en determinados genes explican el éxito de un virus a la hora de infectar a humanos, propagarse a gran velocidad y causar enfermedad, podremos reconocer virus que, con las mismas secuencias, se encuentren en la naturaleza, o bien virus que estén cerca de adquirir esas secuencias, virus que necesiten pocos cambios para convertirse en pandémicos. Esos virus serían los que tendríamos que vigilar de cerca porque, potencialmente, son los más peligrosos. Al mismo tiempo, investigamos los mecanismos que, a nivel molecular, se desencadenan a partir de esas secuencias genéticas, mecanismos que hacen que la enfermedad sea más severa, porque el conocimiento de estos mecanismos nos permitirá desarrollar fármacos específicos capaces de neutralizarlos. Y esas mismas herramientas moleculares nos van a servir también para diseñar vacunas más efectivas.

P. ¿Los virus H5, que ahora concentran el temor de los especialistas, terminarán por convertirse en virus pandémicos?

R. Las pandemias han existido siempre y cuando se producen la mortalidad se dispara, como ocurrió en 1918, cuando la tasa de mortalidad, en una circunstancia extrema, llegó a alcanzar el 2%. Las pandemias ocurren a intervalos de entre 10 y 90 años, y la última que tenemos registrada es la de 1968. Lo que sí sabemos ahora, y no sabíamos antes, es que los virus proceden de las aves y por eso hay que evitar el contacto entre aves silvestres y domésticas, y entre aves y humanos, como factor de prevención. De todas maneras, no es tan fácil decir que los virus H5 van a ser capaces de producir una pandemia, y si lo fueran tampoco parece probable que sean tan letales una vez que comiencen a propagarse de humanos a humanos.

sandoval@arrakis.es

Huéspedes naturales

A juicio de García-Sastre, cualquier estrategia de prevención debe iniciarse con el análisis de aquellos virus de la gripe que están presentes en aves silvestres. "Apenas tenemos información a propósito de la diversidad de virus en aves", explica, "y tampoco sabemos cuáles de esos virus son capaces de infectar a animales domésticos y cuántos, por último, serían capaces de saltar a humanos".

La colaboración entre el equipo de este microbiólogo y los especialistas de la Estación Biológica de Doñana (EBD) se centra precisamente en dicha cuestión. "Los investigadores de la estación tienen amplia experiencia en el manejo y análisis de aves silvestres, de manera que ellos pueden recopilar diferentes virus presentes en estos animales y nosotros podemos caracterizarlos, a nivel molecular, de manera que podremos saber cuáles se van a mantener como simples virus de aves y cuáles son susceptibles de infectar, por ejemplo, a mamíferos, o a humanos, y partir de ahí vigilarlos de forma más estrecha, porque habrá patógenos de los que no tengamos que preocuparnos y otros que sí requieran de atención".

Al mismo tiempo que se diseña este sistema de alerta temprana hay que estar preparados para interrumpir la cadena de transmisión del virus. Ya que no es fácil que el patógeno salte directamente de aves silvestres a humanos, hay que concentrar la atención en los huéspedes intermedios, las aves domésticas, a las que hay que sacrificar en cuanto existan indicios de un brote infeccioso. La última barrera de contención habría que levantarla en el caso de que la enfermedad se transmitiera entre humanos, y en este caso habría que recurrir a vacunas específicas y antivirales efectivos

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