Previsiones para 2006
Como decía en la columna del pasado domingo, toda previsión parte de un diagnóstico sobre la situación coyuntural y de la consideración del contexto internacional y las condiciones monetarias, y de política macroeconómica en general, en que va a desenvolverse una economía. A lo señalado en dicha columna sobre la situación coyuntural, cabe añadir que los últimos datos de los indicadores de demanda parecen mostrar una cierta pérdida de dinamismo del consumo de los hogares y de la inversión fija de las empresas en el último trimestre del año, si bien, el sector exterior podría haber actuado en sentido contrario, de manera que el crecimiento del PIB habría permanecido estable o disminuido marginalmente, del orden de una décima porcentual. En todo caso, parece que la tendencia de ligera aceleración que ha venido mostrando el PIB desde 2003 se ha detenido. Otros datos de interés son el elevado endeudamiento y la baja tasa de ahorro de los hogares, que cada vez hacen más difícil que éstos sigan viviendo por encima de sus posibilidades. La inflación, bajo el impacto de las subidas del precio del petróleo, mantiene una tendencia alcista, erosionando la capacidad adquisitiva de los hogares y las empresas. La fuerte desviación de la misma en diciembre, respecto a las cifras de referencia en los convenios colectivos, ha disparado las cláusulas de salvaguardia, lo que, si bien tiene un efecto positivo sobre las rentas de los asalariados, aumenta los costes laborales de las empresas, haciendo que, a través de efectos de segunda ronda, se perpetúe la inflación y se acentúe el proceso de pérdida de competitividad.
La política económica será menos expansiva en 2006 que en 2005 por la tendencia al alza de los tipos de interés
La política macroeconómica va a ser, sin duda, menos expansiva en 2006 que en 2005, especialmente por la tendencia al alza de los tipos de interés, que ya se inició a finales del pasado año. También cabría esperar una apreciación del euro, todo lo cual conforma unas condiciones monetarias algo más restrictivas, aunque seguirán siendo bastante favorables. El contexto internacional se presenta, en cambio, más positivo de lo que fue en 2005, pues se espera que a los elevados ritmos de crecimiento de las economías asiática y norteamericana se una la recuperación de la zona del euro, que es lo que a nosotros más nos interesa. No obstante, de fuera nos llega el aire gélido de unos precios del petróleo al alza.
Toda la información anterior, metida en la coctelera de los modelos de previsión, por un lado, y del olfato y experiencia del analista, por otro, me lleva a predecir que el crecimiento del PIB en 2006 va a ser algo inferior al de 2005, un 3,1% frente al 3,4%, por concretar en cifras. Va a haber menos alegría, en el sentido de que el gasto interno en consumo, demanda de viviendas e inversión empresarial van a perder dinamismo. No obstante, las exportaciones deberían recuperarse, dando como resultado un crecimiento más equilibrado. Eso sí, el déficit por cuenta corriente frente al exterior seguirá aumentando hasta cerca del 9% del PIB. También habrá menos alegría en las cuentas de resultados de las empresas y en la creación de empleo, aunque la tasa de paro seguirá bajando hasta el entorno del 8% en media anual. Por último, la tasa de inflación, después de sobrepasar el 4% en enero, debería irse reduciendo -con permiso del petróleo- hasta el entorno del 3% en el segundo trimestre. En resumen, otro buen año, aunque algo menos dinámico. Algunos dirán: no nos dice nada de los precios de la vivienda ni de la Bolsa. Esto, que es lo importante, pregúntenselo a otro.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).
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