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Un terrorista suicida hiere a 30 personas en Tel Aviv

A seis días de las elecciones palestinas, un terrorista suicida del movimiento fundamentalista Yihad Islámica trató ayer de provocar una matanza en Tel Aviv. Murió tras detonar la carga explosiva que portaba e hirió a 30 israelíes, uno de ellos de gravedad, en un puesto de bocadillos cercano a la estación de autobuses de la ciudad mediterránea. Las consecuencias sobre la celebración de los comicios y la reacción del primer ministro israelí, Ehud Olmert, quien no puede demostrar debilidad en materia de seguridad, son imprevisibles.

A las 15.45 (una hora menos en la España peninsular), el terrorista hizo estallar el explosivo. Los pedazos del cadáver se mezclaron con escombros en varias decenas de metros a la redonda. "Su cuerpo se partió por la mitad. La cabeza salió despedida en una dirección y las piernas en otra", declaró a un canal israelí de televisión el propietario de un restaurante próximo.

Es el primer atentado que afronta Olmert, uno de cuyos portavoces aseguró que el ataque es "producto del rechazo de la Autoridad Nacional Palestina a tomar medidas para impedir los atentados terroristas contra los israelíes". El presidente palestino, Mahmud Abbas, condenó el atentado, añadió que el ataque es un "sabotaje a las elecciones" del próximo miércoles y uno de los miembros de su Gabinete reclamó que no sirva de pretexto para suspender los comicios.

No deja de ser contradictorio que precisamente varios dirigentes del partido oficial, Al Fatah, sean quienes hayan abogado abiertamente por un aplazamiento de la cita con las urnas, temerosos del empuje de los islamistas de Hamás.

El 26 de octubre en Hadera, poco después de la retirada de Gaza, y el 5 de diciembre en Netania, ciudades costeras israelíes, Yihad Islámica reivindicó otros dos atentados que costaron la vida a una docena de personas. Este movimiento fundamentalista, a diferencia de Hamás, promueve el boicoteo a los comicios legislativos del 25 de enero y ha perpetrado seis ataques terroristas desde que, hace casi un año, la mayoría de los grupos armados palestinos firmaran un alto el fuego que caducó el 31 de diciembre.

Yihad tiene su bastión en una zona próxima a las ciudades cisjordanas de Yenín, Tulkarem y Nablus. De esta última procedía Sami al Jatib Antar, de 22 años, el militante que, según algunos testigos citados por Reuters, se hizo pasar por ciego para no despertar sospechas. Jaled el Batsh, dirigente de Yihad Islámica en Gaza, aseguró: "El ataque es una respuesta natural contra los continuos asesinatos de luchadores y de inocentes". En la capital de la franja se escucharon disparos al aire y bocinazos a modo de celebración del atentado.

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A poco más de dos meses de los comicios israelíes, será difícil que el Gobierno de Ehud Olmert, que se siente obligado a mostrar fortaleza en un asunto que siempre acaba convirtiéndose en Israel en el epicentro de las campañas electorales, no responda con contundencia al atentado.

El primer ministro en funciones se presenta como el heredero de Sharon, quien no dudaba en acometer sangrientas represalias tras cada ataque de las organizaciones fundamentalistas.

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