El Senado aplaza la votación sobre el juez Alito
El Comité Judicial del Senado no votó ayer, como quería su presidente, Arlen Specter, la propuesta de George W. Bush de que el juez Samuel Alito sea magistrado del Tribunal Supremo. Los demócratas hicieron uso del reglamento que permite aplazar el voto una semana. Para Robert Frist, líder de la mayoría republicana, se trata de "un acto injustificado y desesperado de obstruccionismo partidista".
El pasado viernes concluyeron las sesiones de debate con Alito, un conservador de 55 años que, de ser confirmado, ocupará el puesto de la moderada Sandra O'Connor. Alito respondió a unas 700 preguntas relacionadas con su biografía, sus fallos judiciales y sus opiniones. Para frustración de los demócratas, supo refugiarse en las generalidades -como es habitual en los candidatos al puesto vitalicio de magistrado del Supremo- en cuestiones tan importantes como el aborto. Sin embargo, el juez no cometió ningún error, dijo que "ningún presidente está por encima de la ley" -al calor del debate en la Cámara sobre las escuchas electrónicas- y prometió abordar "con una mente abierta" los casos relacionados con el aborto.
Por ello, es prácticamente seguro que Alito contará con los diez votos republicanos del Comité, y tendrá en contra los 8 votos demócratas. Eso permitirá que el pleno del Senado apruebe su nombramiento gracias a la mayoría republicana de 55 escaños sobre 100. Los demócratas lo saben y acarician la idea de bloquear el proceso, pero varios moderados se han pronunciado ya en contra del filibusterismo.
Otros senadores, presionados por los grupos más activistas, no quieren descartar nada, aunque, salvo sorpresas, lo tienen difícil. La situación es complicada para los demócratas: el debate es puramente entre políticos, sin interés para la opinión pública, pero a nadie se le escapa la trascendencia de la decisión y sus repercusiones en los futuros fallos del Supremo. Sandra O'Connor era muy a menudo, junto a Anthony Kennedy, el voto que oscilaba entre los cuatro magistrados progresistas y los tres conservadores, y tanto el nuevo presidente, John Roberts, como Alito, si se incorpora, desplazan al tribunal hacia posiciones un poco más conservadoras que hasta ahora, aunque la historia demuestra que los magistrados reafirman su independencia cuando ocupan su puesto vitalicio.
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