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A la caza de los cuerpos más antiguos del Sistema Solar

La exploración de los cometas, considerados los cuerpos más antiguos del Sistema Solar, empezó recientemente, en 1978, pero se ha acelerado en los últimos años, siendo su último ejemplo la nave Stardust. Las muestras recolectadas por ella llegaron ayer a la Tierra. En total se han efectuado una decena de misiones espaciales para explorar cometas, de las cuales la mitad son estadounidenses. También se han explorado varios asteroides.

En 1985 la nave ISEE-ICE, de Estados Unidos, cruzo la estela del cometa Giacobini-Zinner tras un viaje de casi siete años. Luego se acercó al cometa Halley, el más famoso de todos. Sin embargo, fue la misión europea Giotto la que, en 1986, hizo historia al acercarse a sólo 500 kilómetros del Halley. Sobrevivió al bombardeo de partículas, aunque se estropeó la cámara. Unos años después fue enviada a estudiar otro cometa.

Lanzada en 1998, la misión Deep Space 1 pudo estudiar en detalle el núcleo helado del cometa Borrelly, desde 2.200 kilómetros de distancia. Tras varios fracasos y misiones anuladas, la NASA lanzó Deep Impact, una nave que el 4 de julio del año pasado logró impactar en el cometa Tempel-1, con el objetivo de estudiar su composición. Los numerosos datos e imágenes tomados están todavía siendo analizados por los científicos.

En marzo de 2003 partió la misión europea Rosetta. Tiene por delante todavía un largo viaje, ya que no llegará hasta 2014 a su objetivo, un cometa de nombre difícil, el Churymov-Gerasimenko. Entrará en su órbita a dos kilómetros de altura.

La Unión Soviética no lanzó más que dos misiones a cometas, la Vega 1 y Vega 2, en 1984. Se acercaron a 8.890 y 3.000 kilómetros, respectivamente, del Halley, cometa que también fue el objetivo de dos misiones japonesas, que pasaron a 7 millones de kilómetros y 151.000 kilómetros.

El accidente de 'Genesis'

La caída de la cápsula lanzada por Stardust, ayer, estuvo precedida de nerviosismo entre los responsables de la misión. La operación se parecía mucho a la de Genesis, una nave enviada para traer muestras del viento solar, los iones presentes en el espacio. Había sido diseñada y fabricada por la empresa Lockheed Martin, la misma encargada de Stardust.

El 8 de septiembre de 2004 todo estaba preparado en el mismo campo de tiro de Utah para recoger la cápsula. En este caso, un helicóptero iba a intentar recogerla en el aire pero no pudo ni intentarlo. Los paracaídas no se abrieron y la cápsula se estrelló contra el suelo a 250 kilómetros por hora. Los científicos recogieron los pedazos y aseguraron que se podría analizar parte del material, aún teniendo en cuenta el riesgo de contaminación con material terrestre. Todavía no se han publicado los resultados del estudio, pero sí se sabe que la causa del fallo fue la ausencia de una prueba clave durante la fabricación del vehículo.

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