Muere el emir de Kuwait, impulsor de reformas en el Golfo
Al Sabah otorgó el derecho de voto a las mujeres e hizo frente a la invasión iraquí
El emir de Kuwait, Jaber al Ahmed al Sabah, murió en la madrugada de ayer, según anunció un comunicado de la Casa Real del opulento Estado petrolero. El gobernante, que ha permanecido 28 años en el poder, inició una serie de tibias reformas democráticas que otorgaron a las mujeres el derecho de sufragio. Pero jamás se repuso del golpe devastador que supuso la invasión de Kuwait ejecutada por el régimen de Sadam Husein en agosto de 1990.
Le sustituye al frente del país, firme aliado de Estados Unidos, su hermanastro Saad al Abdulá al Sabah, de 75 años, que también padece serios problemas de salud. Funcionarios y analistas políticos comentaban a este diario en la primavera de 2004 -cuando el pequeño emirato del golfo Pérsico, que se independizó del Reino Unido en 1961, servía de retaguardia a las tropas de la coalición anglo-estadounidense que invadió Irak un año antes- que el emir jamás superó el tremendo impacto que le supuso el intento de asesinato que padeció en 1985 y menos aún la invasión de su país por el régimen de Sadam Husein, el 2 de agosto de 1990.
Siete meses se prolongó la ocupación de lo que para Bagdad constituía la 19ª provincia de Irak. Hace un lustro sufrió un derrame cerebral, al que se sumaron frecuentes depresiones que le mantuvieron alejado de la primera línea de la actividad política.
Ministro de Finanzas a comienzos de la década de los sesenta, designado primer ministro en 1965, y emir el 31 de diciembre de 1977, Jaber al Ahmed al Sabah fue el 13º gobernante de la dinastía que rige el destino del emirato -fundador de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)- desde hace dos siglos y medio. Kuwait, que cuenta con una población que supera los 2,5 millones de habitantes, aunque poco menos de un millón goza de ciudadanía, conserva bajo su subsuelo el 10% de las reservas de crudo del mundo y es el tercer exportador mundial. A modo de augurio, el dirigente fallecido aseguró cuando fue nombrado emir: "Es un país demasiado rico para conservar su propio bienestar".
Irán, a la caída de la dinastía Pahlevi, en 1979, trató de exportar su revolución islámica a Kuwait, donde un tercio de sus ciudadanos son chiíes. Entonces, el emir se alió con Sadam Husein durante la guerra de ocho años que enfrentó a Irak con Irán. Sólo dos años después de concluir este conflicto, Sadam intentó la anexión del pequeño país. Alegó que el emirato le robaba el petróleo de los pozos de Rumailia, en una frontera desértica deficientemente delimitada.
No era el emir un convencido demócrata. En 1986 disolvió el Parlamento, que sólo volvió a las sesiones en 1992. La presión de los países occidentales surtió cierto efecto. En 1999, emitió un decreto por el que otorgaba a las mujeres derechos políticos. La iniciativa fue desaprobada por una cámara en la que sólo se sentaban hombres. El año pasado, al fin, se aprobó una ley que concedía a las mujeres el derecho de sufragio.
Después de los tres días de cierre de todos los organismos públicos y los 40 días de luto oficial decretados, será nombrado emir su hermanastro Saad al Abdula al Sabah.
El riesgo de fractura social en un Estado que da empleo a más del 90% de la población activa es una obsesión para la dinastía Al Sabah. La presencia de los militares de Estados Unidos en bases de Kuwait es vista con recelo por muchos kuwaitíes, y los grupos islamistas más fanáticos gozan de gran respaldo popular, al tiempo que los sectores liberales abogan por una mayor apertura.
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