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Columna
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Judas

El diario británico The Times asegura que la Santa Sede está estudiando la posibilidad de rehabilitar a Judas Iscariote, patrono de traidores, tránsfugas y malditos. Walter Brandmuller, director del Pontificio Consejo de Ciencias Históricas del Vaticano, afirma que Judas lo único que hizo fue interpretar su papel "para que se cumpliera el plan de Dios". O sea, un santo varón que cambiaba besos por euros. Los ciudadanos de Chinchón están anonadados con la noticia. Allí interpretan todos los años la Pasión; saben mucho de ajos, cordero, bebidas espirituosas, viacrucis y planes de Dios. Una tránsfuga va a entregar al PP la alcaldía de la localidad donde Goya se explayaba. Pero ella no es traidora, señores, es simplemente una médium, una heroína utilizada por los dioses de la calle de Génova para sus designios contra la tiranía de Satanás.

Iscariote goza de nefasto prestigio. A partir de ahora contará con las bendiciones y comprensión de una parte de la Iglesia romana. Sólo una parte, porque muchos católicos no comulgan con su jerarquía y otros muchos la omiten directamente. El teólogo italiano Giovanni d'Ercole ha advertido de que "sería peligroso revisar el papel de Judas y ensuciar la narración evangélica con textos apócrifos". Sea lo que fuere, corremos el gran peligro de la sacralización de los traidores, teoría que coincide con otra constatación universal: de traidor a héroe no hay más que un paso, todo depende de la coyuntura. Rastrera relatividad.

Las acusaciones que hace Rafael Simancas, jefe de la oposición socialista en la Asamblea de Madrid, contra la supuesta tránsfuga son abrumadoras, con el cotidiano aroma del "pelotazo urbanístico". El Partido Independiente no apoya la moción de censura y ha expulsado a la concejal judásica. A pesar de ello, Francisco Granados, presidente del PP de Madrid, dice que "no hay tránsfugas por ninguna parte". Fantasmagórico.

Al igual que ocurre con el tabaco, en los bares habría que poner dos carteles. Uno: "En este establecimiento está prohibido traicionar". Dos: "La traición es buena para el bolsillo". No te cortes, Iscariote.

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