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Reportaje:LA REFORMA DEL ESTATUTO CATALÁN

Esencias a debate

Intelectuales catalanes y del resto de España debaten en Barcelona sobre el nuevo Estatuto y no logran pactar una declaración conjunta

"A lo mejor no hemos arreglado nada, pero de una cosa estoy seguro: tampoco hemos estropeado nada". Y eso que el debate fue intenso. Así concluía Àngel Garcia Fontanet, presidente de la fundación Carles Pi i Sunyer, las seis horas de discusión que ayer mantuvieron en Barcelona 35 intelectuales catalanes y del resto de España con las brechas del debate estatutario como telón de fondo.

El encaje de Cataluña en España, las aportaciones modernizadoras del catalanismo y las ampollas que ha levantado lo que algunos consideran excesiva carga de nacionalismo esencialista del nuevo Estatuto fueron los ejes del debate. En él todos los participantes hicieron gala de unas formas exquisitas, pero no se pusieron de acuerdo en firmar un manifiesto conjunto para pedir la aprobación del Estatuto catalán.

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Y es que las formas no ocultaron las discrepancias. Abundaron las críticas a la "aspereza" y a la "antipatía" que genera el texto aprobado por el Parlamento catalán el pasado 30 de septiembre. "El Estatuto, y sobre todo su preámbulo, contiene demasiados mitos nacionalistas que en poco ayudan a tener una buena predisposición hacia el texto", lamentó el historiador Javier Moreno, quien criticó a la izquierda catalana por haber "comulgado" ante estos mitos. "De ahí viene la perplejidad de Madrid", aseguró.

El sociólogo de la Universidad Complutense Joaquín Arango añadió otro motivo por el que el Estatuto no genera simpatías en el conjunto de España: "El proyecto incluye amplias dosis de unilateralidad y no respeta la realidad de Cataluña ni la de España", dijo, refiriéndose a la definición de Cataluña como nación presente en el articulado. Pero lanzó una advertencia: "Las actitudes hacia el Estatuto en ningún caso pueden utilizarse como vara de medir de las actitudes de España hacia Cataluña".

No sólo los intelectuales catalanes salieron en defensa del texto. De hecho, tanto las críticas como los halagos a los 227 artículos del Estatuto llegaron casi a partes iguales por boca de intelectuales de todos los orígenes. Y de hecho, fue el historiador José Álvarez Junco, director del centro de Estudios Políticos y Constitucionales, quien salió en defensa de los símbolos nacionalistas presentes en el Estatuto. "También la Constitución española esta llena de ellos", recordó. El jurista y rector de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, Joan Moreso, quiso encontrar un punto de acuerdo: "Hay que pactar el grado de retórica identitaria que debe haber en estos textos", afirmó.

La casi nula presencia de la palabra "España" en el Estatuto catalán [aparece siete veces, casi siempre para hablar del Banco de España o de tratados internacionales] también fue objeto de polémica. La cortó de raíz el constitucionalista de la Universidad de Sevilla Javier Pérez Royo. "Tampoco el Estatuto andaluz la cita y nadie se rasga las vestiduras", remachó.

Álvarez Junco sembró la polémica al referirse a un supuesto "declive del nacionalismo español" que, en su opinión, coincide con un realzamiento del nacionalismo catalán. El historiador de la Universidad Autónoma de Barcelona, Joan B. Culla, fue tajante en su réplica. "Las todavía recientes maniobras del Gobierno de Aznar para poner letra al himno Español o acuñar monedas con la efigie de Felipe V no me parecen síntomas de un nacionalismo hipocalórico y en horas bajas".

Las críticas al proceso de reforma estatutaria también llegaron en el sentido de que tal reforma no tiene sentido sin una previa reforma de la Constitución. El historiador Borja de Riquer y el politólogo Julián Santamaría coincidieron en esta crítica. Este último recriminó a las fuerzas políticas catalanistas su falta de implicación en un debate que pueda culminar con la reforma de la Carta Magna. "Nunca han querido hablar mucho de federalismo", lamentó.

Ante esta y otras críticas en torno a la supuesta dimisión de la izquierda catalana en su tarea para modernizar España, la demógrafa Anna Cabré cerró el turno de palabras con una divertida intervención. "Ninguna comunidad como Cataluña aporta tantos votos al conjunto de las fuerzas políticas de izquierda representadas en el Congreso. Si el PP fuera consecuente, sería el primero en pedir la independencia de Cataluña: así ganarían siempre".

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