Trabajadores extranjeros

Últimamente desde septiembre, cuando crearon la Consejería de Inmigración, la presidenta de la Comunidad y su consejera más moderna, es decir, la de Inmigración, han inaugurado una campaña de imagen, autocomplaciente, para encubrir la dejación de funciones mantenida hasta ahora, y con claras intenciones preelectorales.

La última maniobra consiste en una actuación propagandística multimedia, con un coste reconocido de 500.000 euros, que asigna oficialmente la condición de "madrileños" a una selección de sonrientes, fotogénicos y dicharacheros trabajadores extranjeros modelo.

Estos anuncios publicitarios institucionales pretenden recordarnos a todos el esfuerzo que están haciendo, como era de esperar, los trabajadores inmigrantes para ser como "nosotros".

También a todos nos avisan, pero sobre todo a "ellos", a los extranjeros obligados a trabajar, que deben seguir en su empeño de asimilación, porque una ciudadanía diferencial, mestiza, de geometría variable, no será posible entre los madrileños, al menos mientras nos gobierne la actual Administración regional.

El miedo a la diversidad cultural y la incertidumbre social que provoca la diferencia, ya fueron argumentos electorales para conseguir la mayoría absoluta en la Asamblea de Madrid.

Pero repetir el mensaje en cada elección es una estrategia política muy arriesgada, rayana con la xenofobia y el racismo.