EE UU presiona a Holanda para que envíe tropas a Afganistán
Las dudas del Ejecutivo holandés sobre la pertinencia de enviar 1.200 soldados y 6 aviones F-16 a la provincia afgana de Uruzgan, en el marco de la misión estabilizadora de la OTAN, han creado graves divisiones políticas internas. La tensión es de tal calibre que amenaza incluso con provocar una crisis gubernamental. Estados Unidos no comparte los recelos de La Haya ante la seguridad de sus tropas en lo que califica de "reconstrucción de Afganistán y lucha contra el terrorismo". La Alianza Atlántica, por su parte, ha recordado que una negativa holandesa de esta índole quiebra el principio de solidaridad que une a sus socios.
La situación actual es cuando menos confusa en Holanda. La coalición de centro-derecha en el poder, formada por la democracia cristiana (CDA) y dos partidos liberales (VVD y D66) es la primera en no ponerse de acuerdo. El VVD y la mayoría de los partidos de la oposición -el principal de estos últimos, la socialdemocracia (PvdA) duda sobre las bondades de la misión- exige al Gobierno que tome una decisión y la eleve luego al Parlamento. El CDA y sus colegas de D66 prefieren debatir antes lo que califican de "propósito" de enviar las tropas a Afganistán. Un eufemismo político que les ha permitido ganar tiempo hasta que las presiones de EE UU y la OTAN se han hecho evidentes. Para complicar aún más las cosas, dos ministros de los liberales de D66, de Economía y Administración Pública, rechazan el envío de soldados. En cuanto a Jan Peter Balkenende, primer ministro democristiano, sólo rompió su silencio el martes, cuando afirmó que no podía "abandonarse a los afganos a su suerte".
Malestar en La Haya
En un clima tan enrarecido, las presiones ejercidas por Washington no han sentado bien en La Haya. El primero en lamentar la situación fue Daniel Fried, subsecretario de Estado estadounidense de Asuntos Europeos. En unas declaraciones concedidas al rotativo De Volkskrant, dijo que "la Alianza y la UE colaboran en el progreso del mundo. No entiendo la actual polémica holandesa". Poco antes de publicarse la entrevista, su compatriota Paul Bremer, ex gobernador de EE UU en Irak, sugirió que la economía holandesa "debería sufrir las consecuencias si no suma sus soldados a la OTAN en Uruzgan". Los partidos mayoritarios del arco político holandés calificaron ambas intervenciones de "presión inapropiada que puede producir un efecto contrario al deseado por Washington".
Para el Ministerio de Defensa, dejar las tropas en casa minaría el trabajo de mejora de la imagen de Holanda en misiones internacionales de esta índole. La tragedia de Srebrenica, donde perecieron cerca de 8.000 musulmanes -protegidos por cascos azules holandeses- a manos de las tropas serbobosnias, alimentaría la supuesta mala fama. También explicaría los recelos sobre la seguridad en el debate sobre Afganistán.
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