Gripe aviar en Turquía
La llegada del nuevo año ha traído la aparición de cinco nuevos casos de gripe aviar en humanos en Turquía, con lo que ya son al menos 14 las personas infectadas y casi medio centenar las hospitalizadas en ese país. Dos han muerto por efecto del virus H5N1; no se ha confirmado aún si otra persona más falleció por la misma causa. Son malas noticias, pero tampoco deben dar pábulo al pánico, que es la peor receta en situaciones como ésta. Simplemente, las autoridades comunitarias y nacionales deberían continuar trabajando en la aplicación de medidas de control sobre aves salvajes que se pusieron en marcha en octubre.
Por el momento, se insiste en que ninguno de los brotes de infección detectados ha sido resultado de una transmisión entre humanos, pero es verdad que cuantos más casos de infección se descubran más aumenta el riesgo de mutación del virus. Todo parece indicar que los casos aparecidos en Turquía son de personas que han estado en contacto muy estrecho con las aves enfermas. Pero ello no es motivo para restar importancia a la gravedad de una epidemia que se está expandiendo muy rápidamente desde Asia y que en dos años ha obligado a sacrificar en ese continente 150 millones de aves, provocado más de 70 muertes y causado pérdidas económicas por valor de 10.000 millones de dólares, según la Organización Mundial de la Salud.
Después de unos primeros compases de medidas contradictorias y confusas, la Unión Europea ha emprendido una política de prevención y cautela con el fin de evitar cualquier elemento de pánico. Aun cuando no se ha registrado ningún brote epidémico dentro de la UE, las autoridades comunitarias no deben bajar la guardia, y menos ahora. Al tiempo que técnicos de la Comisión Europea y de la OMS se encuentran en Ankara para prestar colaboración en las tareas de investigación, el Ejecutivo comunitario acordó ayer prohibir la importación de plumas no tratadas de seis países fronterizos con Turquía: Azerbaiyán, Armenia, Georgia, Siria, Irán e Irak. Bruselas decidió meses atrás vetar la entrada en territorio comunitario de pájaros vivos y productos derivados del pollo de Turquía y de esos países.
Los meses venideros serán decisivos para determinar el impacto de la epidemia en Europa. Los expertos advierten de que el momento clave puede ser la primavera, cuando comience la migración de aves desde África hacia los países del norte, entre ellos España. Por tanto, será muy necesario extremar la vigilancia en granjas avícolas y humedales no sólo para prevenir el eventual contagio de humanos, sino para frenar la posibilidad de transmisión entre animales.
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