El Estatut indeterminado
Hemos tenido Estatut hasta en las uvas pero, al clausurarse el año internacional de la Física dedicado a celebrar el centenario de la publicación de los cuatro artículos de Albert Einstein en la revista Annalen der Physik, conviene volver sobre algunas enseñanzas de la Mecánica Cuántica, que son muy ilustrativas para este preciso momento político. Recordemos, por ejemplo, que ninguna magnitud de una partícula elemental permanece igual a sí misma después de haber sido sometida a nuestros instrumentos de medida. Veamos ahora cómo en el ámbito de la información periodística sólo los hechos sometidos a un proceso de difusión suficiente pasan a ser considerados hechos periodísticos. Porque es la adquisición de esa velocidad informativa la que les hace entrar en la órbita de la actualidad. Otra cosa es que las aceleraciones sufridas alteren los hechos de partida, unas veces de manera infinitesimal pero otras, de forma tal que quedan irreconocibles incluso para los sujetos agentes o pacientes de los mismos y para los testigos directos.
Así se ha verificado de nuevo a propósito del Estatut, porque tampoco el Estatut ha permanecido igual a sí mismo después de haber sido difundido como noticia o, si se prefiere, después de haber dejado impresa su huella mediática. Esa alteración inevitable del hecho al ser difundido, al ser acelerado informativamente o, si se prefiere, al ser pesado en la balanza de la actualidad, se produce incluso en el caso de que se haya tenido el más escrupuloso respeto a su realidad y por mucho que el informador haya adoptado la actitud narrativa de mayor objetividad. Sucede pues que, como nos tenía advertidos Heissenberg, no conocemos la realidad, sino tan sólo la realidad sometida a nuestra manera de interrogarla. Por eso, llegó a formular el principio de indeterminación según el cual no podemos conocer al mismo tiempo y con la misma precisión la cantidad de movimiento y la posición de una partícula elemental, pero sucede que en cada instante el producto de los valores de ambas magnitudes -cantidad de movimiento y posición- es igual a h, siendo h la constante de Plank.
A este mismo principio de indeterminación obedece también el comportamiento de las fuentes informativas cuando se hallan bajo la observación visual y auditiva de agentes difusores. De manera que dichas fuentes se manifiestan de manera tanto más explícita, son tanto más activas desde el punto de vista noticioso cuando menos precisa vaya a quedar su identificación pública. De modo que también aquí el producto de la cantidad de noticia activable y de la identidad de la fuente es también una constante como la de Plank. En definitiva, que las fuentes informativas tienden a ser muy explícitas bajo la condición de permanecer en el anonimato y se encierran en tanto mayor hermetismo cuanto más identificadas vayan a quedar. De ahí arrancan las reservas convenidas por los periodistas con sus fuentes para incentivar que pasen de la elusión defensiva al atrevimiento locuaz.
Pero, como explica el profesor Cayetano López, el problema de la medida es todavía más oscuro que el de la indeterminación al que nos estábamos refiriendo. Porque cuando un sistema cuántico es sometido a una operación de
medida [es observado], se le hace interaccionar con un aparato [sistema físico macroscópico] que ofrece un resultado preciso de la magnitud que mide. Y lo que predicen las ecuaciones de la mecánica cuántica es la probabilidad de que el resultado de la medida [el valor de la magnitud] sea uno de los posibles [que pueden articular un conjunto discreto o continuo de valores]. En la operación de medida ocurre que el sistema cuántico queda modificado de forma no predecible, aunque tampoco aleatoria puesto que existen probabilidades diferentes para los distintos valores posibles de la magnitud observada, así pasa a convertirse en un sistema con el valor de la magnitud medida bien definido [lo que implica que la magnitud conjugada quede completamente indefinida]. Es lo que se llama, concluye el profesor Cayetano López, el colapso de la función de ondas. Pero, lector amigo, las aplicaciones de este último concepto al sistema cuántico del Estatut deben quedar para una próxima ocasión.
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