Mesa y mantel

Lo que se presume como un cordial encuentro pos navideño de los principales dirigentes socialistas en Madrid, en una cena presidida por José Luis Rodríguez Zapatero, se presenta, a su vez, como una espléndida oportunidad para que Manuel Chaves, uno de los "barones" invitados, fije con contundencia, si hiciera falta, cuál es la posición de Andalucía sobre la reforma del Estatuto catalán. La cita, prevista para el martes, está rodeada de un especial significado: asistirán el resto de presidentes autonómicos socialistas, entre ellos, Pascual Maragall, así como los más destacados dirigentes del PSOE federal. A esto hay que unir que se produce en el momento más delicado, esto es, en plenas negociaciones con los catalanes para llegar a un acuerdo que haga viable la reforma de dicho estatuto en el Congreso. Un proceso que, esta semana, entrará de lleno en uno de los asuntos más decisivos como es el de la financiación.

Apenas ha trascendido, pero ya en un encuentro anterior, en la víspera del debate del Estado de las Autonomías, el pasado 6 de noviembre, Chaves se mostró muy severo sobre las consecuencias que podría traer el debate territorial abierto, y lo más grave, advirtió, ante el mismo Zapatero, del riesgo de rechazo de diputados socialistas de un texto del Estatuto que no llegara al Congreso debidamente consensuado en el seno del PSOE. El golpe que dio el presidente andaluz sonó a truenos para algunos dirigentes socialistas que, desde entonces, por si no lo tenían claro, saben que no habrá un acuerdo con el "tripartito" sin el visto bueno del presidente del PSOE. Que se sepa, nunca hasta ahora los socialistas andaluces han hecho valer la fuerza que tienen en el Congreso al contar con uno de los colectivos de parlamentarios más numerosos dentro del Grupo Socialista que encabeza Alfredo Pérez Rubalcaba. En todo caso, puede servir esta "amigable" reunión para conocer de primera mano el nivel de acuerdo existente y las posibilidades reales que existen sobre si al final habrá o no estatuto catalán.

Pero la semana dará para más. Para el sábado se espera la visita del consejero catalán de Relaciones Institucionales, Joan Saura. El dirigente de ICV viene después de las críticas que dirigen desde esta formación hacia sus colegas de IU de Andalucía, organización que, liderada por Diego Valderas, ha mostrado su total oposición a las propuestas reformadoras del Estatut y el papel complaciente hacia las mismas que está jugando el coordinador general, Gaspar Llamazares. Incluso piden medidas disciplinarias para los andaluces que se han atrevido a calificar como "insolidario" el planteamiento en materia de financiación. En una anterior visita, para tratar de quitar hierro al asunto, Saura no se atrevió a pronunciar en su discurso las tesis más polémicas en este capítulo y encontró escaso apoyo y comprensión en la izquierda andaluza. Ahora puede que se tope con una situación más adversa todavía, mientras que Valderas se hace fuerte aquí en un pulso en toda regla que mantiene con la dirección de su formación cuyas consecuencias finales están por ver aún.