El camino hacia el fracaso
Hay una frase hacia el final de Para otros es el cielo, la nueva novela de Piedad Bonnett (Antioquia, Colombia, 1951), que de alguna manera define bastante la existencia de su héroe, Antonio Alvar: "Había destruido lo escrito durante tantos años, dando así forma acabada a su fracaso". Esta novela no trata sobre ningún perdedor, sino sobre cómo alguien diseña con precisión matemática su fracaso vital. Aquí estriba el meollo de esta cuidada, muy bien escrita y pormenorizada radiografía de una conciencia de nuestro tiempo, una conciencia refractaria a los halagos de la inteligencia fácil. Antonio Alvar reúne todos los ingredientes necesarios para no hacer la vida cómoda a los que tiene cerca; es un experto en el arte de dejarse querer sin arriesgar demasiado en los envites sentimentales, a la vez que es terriblemente lúcido sobre los límites de su inteligencia creadora.
PARA OTROS ES EL CIELO
Piedad Bonnett
Alfaguara. Madrid, 2005
213 páginas. 14,50 euros
Piedad Bonnett ambienta su
novela en una Bogotá contemporánea. Su medio social es la clase media cultivada. Sólo así se entiende esa especie de otro libro que Bonnett nos sugiere, una especie de educación intelectual, sentimental también. Las circunstancias políticas (terrorismo, secuestros) que devastan la sociedad colombiana apenas tienen en la novela un fino trazo testimonial. Bonnett ha puesto en el centro de gravedad de su relato un prototipo de intelectual, no precisamente comprometido con su tiempo, aunque sí con el tiempo que emplea en descubrir la inutilidad de su existencia. La novela está articulada en dos planos: la narración de Silvia, la amante-testigo del derrumbe de Alvar, y una narración omnisciente que nos revela dicho derrumbe en el mismo momento que se está produciendo. Independientemente de los venablos que Alvar dedica a la institución académica, a sus estériles inercias, la novela nos muestra la irresoluble contradicción que aqueja al protagonista. Esto nos hace pensar en aquella reflexión que Walter Benjamin dedicó un día a Robert Musil acerca de la excesiva inteligencia del autor de El hombre sin atributos para acomodarse al mundo. Algo pasa en la conciencia de Antonio Alvar que no logra averiguar si le sobran o le faltan atributos para ser feliz. Mientras lo averigua, Alvar se entrega a un tan metódico como sublime ejercicio de autodestrucción. Para otros es el cielo es una novela de delicada tensión conceptual. Como si la carne y las ideas no tuviesen más horizonte que una lucha infinita. Para Alvar no hay conciliación posible. Es su sino de héroe desgarrado.
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