Cinco equipos de la UPV colaboran para investigar suelos contaminados
Medio centenar de científicos analizan nuevas formas de preservar un bien "finito"
Cinco equipos de la UPV, que suman casi medio centenar de científicos de diversas áreas -química analítica, biología celular, ingeniería química y del medioambiente, así como zoología y dinámica celular animal- están trabajando de manera conjunta en el estudio del tratamiento de los suelos contaminados. Estos profesionales de la universidad pública desarrollan desde hace tres años una investigación estratégica para la protección de suelos y aguas subterráneas, así como fórmulas de recuperación para la rehabilitación de espacios degradados. Su labor se encuadra dentro del proyecto Berrilur, un consorcio financiado por el Departamento de Industria a través del programa Etortek, en el que también participan las fundaciones Gaiker y Labein, y las firmas Euve y Neiker.
El objetivo de Berrilur y de los investigadores es fomentar el conocimiento necesario para situar al País Vasco en el mapa europeo de excelencia en materia de suelos y sedimentos contaminados. De hecho, la gestión sostenible del suelo como recurso natural es uno de los principales desafíos y una de las prioridades medioambientales de la UE a medio plazo.
Tal y como destacan los responsables de los equipos, éste es un campo al que aún no se ha prestado la atención que requiere. "Los suelos degradados son la hermana pobre de los estudios sobre contaminación. Se habla del aire, del agua, pero no se tiene en cuenta el suelo y la sociedad debe concienciarse de que el suelo también se contamina", explica Astrid Barona, directora de uno de los grupos participantes.
En la actualidad, el método más común pasa por excavar la tierra contaminada y depositarla en un vertedero, un sistema costoso y que no supone recuperación alguna del suelo afectado. "Tenemos que darnos cuenta de que el suelo es un bien finito y a preservar, que hay que cuidarlo y tratar de recuperar lo que se ha dañado. Además, no sólo se puede recuperar el suelo, también se puede recuperar todo un entorno", recalca Ionan Marigómez, profesor de Biología.
La pretensión que guía el esfuerzo de estos científicos es abordar el problema desde una perspectiva multidisciplinar. "Además de trabajar con científicos de otras universidades y centros, hemos querido hacerlo también con equipos de nuestra misma universidad, algo que hasta hace no mucho no era muy común", indican. Su objetivo es plasmar una visión integral de esta parcela de la investigación, que incluye divulgación, concienciación, prevención, evaluación y recuperación. Para este último aspecto, los grupos de la UPV están experimentando con técnicas biológicas y no biológicas, lo que denominan biorremediación y fitorremediación.
Las primeras se basan en el uso de plantas y microorganismos que, aplicados sobre los suelos afectados, extraen o degradan la contaminación. Las segundas se valen de métodos para vaporizar los contaminantes volátiles o semivolátiles, bien en el mismo emplazamiento o bien tras su traslado a una planta. Además, están experimentando modelos mixtos que combinan ambos sistemas.
La duración de estos tratamientos depende de numerosos condicionantes, que pueden hacer que la recuperación se produzca en unas semanas o tarde años. "Estos métodos tienen un componente más medioambiental, no son tan agresivos como la simple extracción de tierras contaminadas. Además, aunque el tiempo necesario para su aplicación puede ser amplio, reduce los costes", defiende Juanma Madariaga, responsable del equipo de Química Analítica de la Facultad de Ciencia y Tecnología .
No obstante, sus investigaciones aún no han podido tener una aplicación práctica. "Hasta ahora, los dueños de los terrenos se muestran reticentes para permitir la realización de evaluaciones y tratamientos", añade Madariaga.
De cualquier modo, estos recelos no pueden frenar la expansión de una visión sobre las tierras contaminadas que ya se está imponiendo en otros lugares. "Los países más industrializados son los que más están apostando por este tipo de técnicas", indica Txema Becerril, responsable del grupo de Biología Vegetal.
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