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La liberación de la rehén alemana desata la polémica en su país

La confusión alrededor del secuestro de Susanne Osthoff, la arqueóloga alemana liberada la semana pasada después de tres semanas cautiva en Irak, crecía ayer en Alemania. Una entrevista grabada el martes con la televisión pública ZDF y emitida la noche del miércoles aumentó las dudas sobre la versión oficial del secuestro.

Osthoff declaró que sus captores eran miembros del grupo del jordano Abu Musab al Zarqaui, líder de Al Qaeda en Irak. Unos días antes, en su primera aparición pública, en la televisión árabe Al Yazira, la arqueóloga había dicho que sus secuestradores no eran delincuentes que obraban por dinero y que ella había tenido suerte de caer en sus manos. En lugar de un rescate en metálico, los secuestradores pedían ayuda humanitaria para la construcción de escuelas y hospitales, aseguró Osthoff. La llamaban Frau Susanne, explicó. "La conocemos y sabemos que es amiga de Irak y musulmana", le dijeron sus captores, que también la acusaban de ser una espía de los servicios secretos alemanes.

La extraña entrevista que concedió a Al Yazira y su aparición posterior en ZDF hacen dudar a la prensa alemana de cada palabra que ha dicho la arqueóloga desde su liberación. Osthoff apareció con velo negro que apenas dejaba ver sus ojos, estaba nerviosa e irritable y decía cosas sin sentido. Pasaba de criticar a la televisión alemana a acusar de usurero al dueño del piso en el que vivía en Alemania. "No podía pagar más el alquiler porque no tengo ingresos", dijo. La ZDF había decidido inicialmente, por deferencia hacia Osthoff, no emitir la entrevista, que en 15 minutos va de un sinsentido al otro e incluye menciones a oficiales del servicio secreto israelí.

Incoherencias y sospechas

Entre otras incoherencias, mientras que durante el cautiverio se decía que Osthoff hablaba árabe perfectamente, en Al Yazira tuvo que recurrir al inglés porque no entendía las preguntas de la entrevistadora. El día que la secuestraron viajaba en coche porque no se podía permitir tomar un avión, y, sin embargo, su hija se educa en uno de los internados más caros de Baviera.

Las autoridades alemanas sospechan que el chófer que llevaba a Osthoff de Bagdad a Erbil, en el norte del país, era cómplice de los secuestradores. Se lo había conseguido Yamal Dulaimi, un psiquiatra al que conocía desde hacía tiempo que la dejaba vivir en su casa por temporadas. Dulaimi fue uno de los médicos de cabecera de Sadam Husein y pertenece a un clan que apoya la rebelión suní. La prensa especula con la posibilidad de que Osthoff se ofreciera para simular un secuestro y conseguir así dinero.

También se dice que el Gobierno alemán sabe más de lo que hace creer. Y la clase política alemana reprocha a Osthoff su intención de volver a Irak al considerar que su liberación costó mucho esfuerzo. Algunos políticos consideraron la posibilidad de pedir a Irak que le prohíba la entrada.

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