Serrano y Vil reclaman atención para sus letras
El pop rock, en su condición de estilo indicado para entretener al público joven, arrastra una fama de género lastrado por la inconsistencia y la intrascendencia de sus letras, concebidas en muchas ocasiones como meros productos de usar y tirar. No es el caso de Asier Serrano y Luis Vil, dos cantantes y compositores que reclaman una escucha detenida de sus textos. Incluso una lectura detenida, ya que Hoteleko kantuak (Oihuka) y Retrato del caos (Luis Vil Records) se presentan, respectivamente, como muestras de poesía cantada y prosa de vocación crítica y visionaria.
Hoteleko kantuak es ya la tercera entrega en solitario del también escritor Asier Serrano, quien se empezó a labrar una reputación en el pop vasco en su época al frente de Lorelei, conjunto que publicó dos álbumes en 1997 y 1999. En su nuevo elepé, el cantautor de Eibar canta versos de cosecha propia y adapta un poema en gallego de Celso Emilio Ferreiro. En el plano instrumental, su visión sosegada del pop rock, adornada con arreglos de saxofón y acordeón, con detalles folk en Harrizko gau luzka, y sólo con teclado en el tema que da título al álbum, representa un remanso de paz en el agitado catálogo de Oihuka, sello acostumbrado a publicar distintas vertientes enérgicas del rock.
"Quería hacer un disco elegante y conceptual en el que los textos encadenan la historia, pero a la vez se pueden escuchar independientemente. Los sitúo en un hotel imaginario de una ciudad, un hotel abandonado que en su tiempo fue de lujo", ha explicado el autor, quien reconoce la influencia de la música de los años ochenta.
Por otra parte, Retrato del caos es ya la segunda entrega como solista de Luis Vil, rockero curtido en bandas como Ironic Cancer Phobia, Triturbo y Lingerie. Tras poner voz a textos de otros poetas en Versos ajenos, el músico alavés plasma en 11 nuevas canciones su visión tremendista del mundo actual. Críticas a la moda y al catolicismo y homenajes a los sin rumbo forman parte de "un álbum ecléctico de rock underground" en el que el propio autor señala la influencia de Kim Salmon, Nick Cave, Tex Perkins, Leonard Cohen y Lagartija Nick.
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