Graz rompe con 'Terminator'
La ciudad natal de Schwarzenegger retira su nombre del estadio municipal
La idílica relación entre Arnold Schwarzenegger y Graz, su ciudad natal en Austria, ha terminado abruptamente. La llamada ciudad de los derechos humanos, sobrenombre de Graz, no puede promocionarse usando el nombre de alguien que permite la ejecución de un condenado a muerte. Esto argumentaron políticos socialdemócratas, verdes y comunistas de la capital del Estado austriaco de Estiria tras la ejecución en California, a mediados de este mes, de Stanley Tookie Williams, un convicto acusado de cuatro asesinatos en 1979, pero rehabilitado y propuesto seis veces para el Premio Nobel de la Paz.
El único que podía haber evitado la ejecución por inyección letal de Tookie, autor de libros infantiles contra la violencia, era Arnold Schwarzenegger, gobernador de California. "Después de estudiar la evidencia, investigar la historia, escuchar los argumentos y sopesar las profundas consecuencias, no pude encontrar justificación alguna para otorgar clemencia", declaró Schwarzenegger un día antes de la ejecución.
La ciudad reprocha al gobernador de California el permiso para ejecutar a un condenado a muerte
La negativa al perdón de su hijo predilecto desató en Graz críticas feroces al actor-gobernador. Schwarzenegger no sólo poseía el anillo de honor de la ciudad, sino que había dado nombre a su estadio y prestaba el mismo para fines turísticos. Pero antes de que se decidiera poner remedio a la incoherente situación, el protagonista de Terminator contraatacó. En una carta al alcalde pidió que su nombre fuera retirado del estadio y se ofreció a devolver el anillo de honor. Schwarzenegger, nacido en 1947 en el pueblo de Thal, cercano a Graz, zanjó así la cuestión antes de que se dañara más su imagen pública.
Las autoridades locales de Graz aprovecharon la madrugada del lunes -fecha en que los austriacos están de reunión familiar o ausentes por vacaciones- para desmontar del estadio el letrero luminoso con el nombre del actor. El edificio recobró la denominación que había tenido hasta 1998, "Stadion Graz-Liebenau", en referencia al barrio en el que se encuentra. El lunes por la mañana no quedaba ni rastro de los trabajos de desmontaje, cuya fecha prevista se había mantenido en secreto para evitar que el cartel quedara por el suelo, alguien lo pisara o se hiciera fotos con él, según explicó a la prensa local un empleado del Ayuntamiento.
El alcalde de Graz, Siegfried Nagl, del conservador Partido Popular ÖVP, había tratado de evitar que la sangre llegara al río distanciándose en una carta a Schwarzenegger de las quejas de otros políticos y pidiendo al gobernador de California que se quedara con el anillo. Sin éxito. Ahora, tanto el cartel luminoso como el anillo se encuentran en lugar seguro. El anillo sigue siendo legalmente propiedad del actor, por lo que la ciudad se limitará a custodiarlo por si algún día quiere recuperarlo. Schwarzenegger no ha renunciado a ser hijo predilecto de Graz y nadie tiene intención de quitarle ese título, aseguró ayer el portavoz del Ayuntamiento de Graz, Thomas Rajakovics.
El enfriamiento de las relaciones entre Schwarzenegger y Graz culminó ayer con la depuración de la página web oficial de la ciudad, de la que desaparecieron todas las referencias al actor. "Hemos reformulado el texto", declaró ayer el responsable de Turismo de la ciudad, Dieter Hardt-Stremayr. Si quedó alguna mención de Schwarzenegger en la página web, se trata de un olvido. En ese caso, "agradeceríamos que nos avisen", pidió el portavoz municipal. "Si esto nos llega a ocurrir hace cinco años, cuando teníamos una página doble de Schwarzenegger en el folleto turístico principal, habríamos tenido un problema", añadió Hardt-Stremayr.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.