El Don Quijote de Orensanz

Don Quijote, Sancho, Rocinante y su rucio cuentan desde hace unos días con una insólita representación. Su peculiaridad reside en las dimensiones del retrato de los personajes cervantinos que el escultor aragonés Ángel Orensanz (Larués, Huesca, 1946) ha realizado sobre una finca yerma del término municipal de la localidad toledana de Dos Barrios. Abarca una extensión cuadrada de medio kilómetro de lado que discurre en paralelo a la carretera Madrid-Bailén. Para plasmar su idea sobre el baldío, Orensanz dibujó primero al hidalgo castellano, su escudero y sus cabalgaduras sobre un papel. Arrendó luego el predio, propiedad del lugareño Ricardo Jaén. Alquiló más tarde un tractor y acto seguido, durante seis días completos -"incluso bajo la luz de la luna llena", aclaró-, guió sobre el terreno al tractorista que quiso trabajar con él, de nombre Leopoldo Sánchez, apodado Polo, para inscribir en la tierra la forma que las siluetas exigían. "Los ojos de Don Quijote miden unos cuatro metros de diámetro cada uno", comentó Orensanz. Algunos de los rasgos del rostro, como la nariz y la boca, han sido trazados mediante aspas de grandes dimensiones. "Lo concibo como un homenaje de la tierra y del paisaje al caballero andante que Miguel de Cervantes universalizó junto con su escudero. Por ello he llamado a mi obra El universo abierto de Don Quijote", añadió Orensanz.-