Fox denuncia el muro previsto por EE UU en la frontera común

La nueva ley migratoria de EE UU, que pretende criminalizar la presencia de trabajadores sin papeles, fue muy criticada por el Gobierno de México. Es "una tontera", según el canciller mexicano, Luis Ernesto Derbez, que no soluciona el problema, sino que "lo agudiza al pretender darle un tratamiento policial". El presidente Vicente Fox calificó de "violación de los derechos de libertad de los inmigrantes" la decisión de alzar un muro entre su país y EE UU.

La Ley de Protección Fronteriza contra el Terrorismo y Control de la Inmigración Ilegal, que todavía debe recibir luz verde del Senado estadounidense, daría a los inmigrantes sin papeles un tratamiento de delincuentes. Tanto sus empleadores como quienes les acojan por razones humanitarias recibirían el mismo tratamiento. Pero lo más destacado de la ley es la construcción de un muro de unos 1.200 kilómetros a lo largo de los 3.000 de la frontera con México. Según datos oficiales, cada año cruzan la línea alrededor de 400.000 mexicanos que buscan mejores oportunidades de vida al norte. Millones se han quedado en Estados Unidos con y sin documentos.

La Administración del presidente Fox llevaba cinco años confiando en alcanzar un acuerdo migratorio con un mínimo de ventajas para los millones de mexicanos sin papeles que trabajan en Estados Unidos. Ahora existe en México un ambiente de "molestia grande, un sentimiento profundo de la sociedad sobre que cada día se da en Estados Unidos una posición más inti-inmigrantes", afirmaron fuentes oficiales del Gobierno mexicano.

El canciller mexicano, Luis Ernesto Derbez, calificó de "tonta" y "manca" la iniciativa aprobada por los representantes norteamericanos, y recordó que "no es una iniciativa contra los mexicanos, sino contra todos los inmigrantes". El diplomático era uno de los que consideraba que era posible sacar un acuerdo provechoso con la administración Bush.

Al conocerse la aprobación de la ley por la Cámara de los Representantes, el pasado domingo, Fox consideró que se trata de "una pésima señal que no habla bien de un país que se precia de ser democrático, que no habla bien de un país que se precia de ser un país de migrantes." "Yo espero que este proceso de la manera de tratar el tema migratorio sea integral, que se vea si lo que hace falta, orden y seguridad en la frontera, nosotros también lo queremos", añadió.

Ante la agresiva medida, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) denunció que el muro "materializa la tendencia de criminalizar la migración con bardas cuyas características remiten al recuerdo del Muro de Berlín". La CNDH estimó que el 70% de los inmigrantes mexicanos viajan al norte sin documentación, por lo cual demandó del Gobierno de Fox que actúe con rapidez para proteger a los millones de mexicanos que ya se encuentran en Estados Unidos.

La represión de la inmigración ilegal en Estados Unidos puede crear un problema extraordinario para México, ya que además de sus propios emigrantes, decenas de miles de centroamericanos cruzan sin papeles suelo mexicano. La CNDH estimó que este año alrededor de 230.000 han sido detenidos en México. Además, la aplicación de la ley puede afectar negativamente a México pues, según el presidente Fox, las remesas de los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos en 2005 rondan los 20.000 millones de dólares (unos 16.800 millones de euros).

Los políticos mexicanos tienen la esperanza de que el Senado rechace la ley, como respuesta al hecho de que la mayoría de los estadounidenses rechaza la política migratoria de Bush. Cerca del 58% desaprobó la política migratoria de la Casa Blanca y sólo el 6% consideró que la reforma migratoria debe ser el principal tema en 2006, según una encuesta de The Washington Post y la cadena ABC.