Nueve años, nueve veces

En 1995, con la ayuda familiar, conseguimos hipotecarnos, nos y el piso. Desde el primer viernes que intentamos pernoctar con nuestro entonces primer bebé, el escándalo proveniente del local de abajo y las aglomeraciones a la puerta de éste se convirtieron en nuestro mayor suplicio. Nueve años de denuncias ante la Junta Municipal de Chamberí y ante Medio Ambiente, en la calle de Barceló, sirvieron para una y sólo una audiometría en cuyo informe y resultado no se nos admitió la firma (ni siquiera a nivel de la comunidad) y cuyo resultado fue opuesto al que nos fue transmitido in situ por quienes realizaron la prueba.

El esperpento llega cuando Medio Ambiente aduce que el local en cuestión para ellos está clausurado a fecha 10 de febrero de 1994, precintado a fecha 11 de diciembre de 1995 y desestimado el recurso interpuesto a fecha 26 de enero de 1996, y que nos volvamos a dirigir a la Junta de Chamberí.

Nueve años después, con el local recién clausurado por falta de licencia, ahora Medio Ambiente sopesa si los vecinos de la calle de Cardenal Cisneros pueden y deben soportar un alegre y muy ruidoso incremento de jolgorios, cánticos, micciones, vómitos, algaradas, quema de papeleras, rotura de retrovisores, peleas y ruidos de los que nuestros dormitorios en fachada no pueden escapar pese a estar en una zona "saturada". En nueve años una audiometría quizá rompa el presupuesto publicitario de Madrid sin ruidos. Nueve veces perdón.