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HORARIOS Y CONCILIACIÓN

De la herencia del pluriempleo al fútbol a las 10 de la noche

"Los horarios interminables que tenemos en España se instalan después de la Guerra Civil. Antes, se comía a las doce o la una y se cenaba sobre las ocho", asegura la profesora Nuria Chinchilla, de la escuela de negocios IESE. El retraso posterior "es hijo del pluriempleo, entre otros factores", añade. Varios expertos coinciden en que se desconocen las razones exactas que determinaron la demora actual.

"Nuestros horarios son una inercia del pasado y de la división de roles de entonces, cuando el hombre ganaba el salario y la mujer se encargaba de las tareas domésticas y de cuidado", señala la catedrática de Sociología Constanza Tobío, de la Universidad Carlos III. "Resulta disparatado que antes un solo asalariado con ocho horas de trabajo ganara lo suficiente para mantener a una familia de cuatro miembros, y que ahora tengan que trabajar dos personas para mantener a una media de tres y pico [el promedio de hijos por mujer es de 1,3]", añade.

"Hay que racionalizar los horarios y ser conscientes de lo que está pasando, porque nos parece normal que padres y madres trabajen ocho o diez horas diarias", plantea Tobío, que observa con satisfacción una cierta tendencia "a comprimir las jornadas" mediante la reducción de la brecha del mediodía.

Los horarios vitales españoles tienen también su reflejo en el consumo televisivo: la hora de mayor audiencia son las 22.30, según el anuario TNS de 2004. De lunes a viernes, el 40% de la población mayor de cuatro años está ante la pantalla entre las 22.00 y las 23.30. La audiencia masiva a estas horas provoca que se concentren en esta franja las ofertas televisivas de mayor atractivo. Incluido a veces el fútbol europeo, para sorpresa y estupefacción de los equipos que deben enfrentarse a los españoles a horas que, para ellos, son casi de madrugada.

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