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Reportaje:ESCAPADAS | Campo de Calatrava

Una obra de capa y espada

Una ruta por Ciudad Real, visitando Daimiel, el Corral de Comedias de Almagro y el castillo de Aldea del Rey

Creada en 1164 para hacer frente a los almohades, que eran unos cafres, la orden de Calatrava, que tampoco era una ONG, llegó a señorear más de 350 pueblos y 200.000 almas a lo largo de toda la frontera con el moro, desde Portugal hasta Aragón. Su poderío fue tal que, cinco siglos después de ser fagocitada por la corona, aún da nombre a una comarca grandecita -como la sexta parte de Madrid- y pie a una ruta que nos va a permitir conocer tres de las mayores bellezas -un parque natural, una villa monumental y una fortaleza medieval-, no ya de Ciudad Real, sino de España entera.

Pues venimos de Madrid, lo lógico es empezar por el norte, rindiendo visita a las Tablas de Daimiel. Daimiel fue encomienda de la orden a finales del siglo XV. Y las Tablas eran grandes charcas formadas por el fácil desbordarse del Guadiana y su afluente el Cigüela en estos campos llanísimos, que estaban siempre rebosantes, incluso en el rigor del verano, no sólo de agua, sino de pájaros y de vegetación palustre, y de bípedos implumes surcando el masegar en barcas de dos proas a la busca de cangrejos y de anguilas.

El Museo Nacional del Teatro de Almagro exhibe documentos que datan del siglo XVIII

Pero, a partir de 1960, la política de desecación de humedales y la posterior sobreexplotación del acuífero para más y más regadíos llevó a su actual situación crítica a las Tablas, que, a falta de aportes naturales, se mantienen con mínimos donativos del trasvase Tajo-Segura. Años hay en que sólo una centésima parte del parque nacional -que lo es desde 1973- se inunda. Aun así, pasear por las pasarelas de madera que cruzan sus canales, avanzando como por los muelles de un lugar entre manchego y veneciano, salvaje y delicado, preciso y fantasmal, vivo y moribundo al mismo tiempo, es uno de los mayores gustazos que un catador de paisajes puede darse.

También es un placer pasearse por Almagro, la capital del Campo de Calatrava. Un placer enorme como su plaza mayor, que presenta dos larguísimos flancos de soportales con 85 columnas toscanas de piedra, entre las que exponen su género los comercios de encajes de bolillos. En el flanco sur, abre sus puertas el Corral de Comedias, un teatro de dos plantas sostenidas por 54 pilastras de madera, célebre por ser el único de su especie que aún funciona en Europa. Fue inaugurado en 1629 en lo que era patio del mesón del Toro, y hoy es la sede del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, que atrae a más de 30.000 espectadores al año.

Confirmando que Almagro es una ciudad con muchas tablas, al otro lado de la plaza, en la calle del Gran Maestre, el Museo Nacional del Teatro exhibe documentos sobre la actividad teatral en España desde el siglo XVIII hasta nuestros días: retratos de actores y escenas de teatros firmados por Madrazo, Anselmo Miguel Nieto, Zamacois, Romero...; maquetas, trajes, bocetos de escenografías y figurines, carteles, manuscritos y esculturas de Benlliure. ¡Qué hermoso decorado haría, para una obra de capa y espada, el castillo de Calatrava la Nueva!

Al sur de la comarca, en el término de Aldea del Rey, se erige esta fortaleza de 46.000 metros cuadrados y triple muralla, que fue cuartel general de la orden hasta finales del siglo XVIII, cuando ya era poco más que una institución honorífica.

Edificada con rocas blancas y bermejas, como una prolongación del cerro cuarcítico sobre el que se aúpa, destaca en ella la iglesia de estilo cisterciense, de dimensiones catedralicias, con sus bóvedas de nido de golondrina, sus restos de decoración mudéjar y su rosetón gótico, que casi ocupa media fachada.

Desde sus adarves se contempla, mirando al norte, todo el Campo de Calatrava; al sur, sierra Morena; y, a naciente, justo enfrente, las ruinas del castillo árabe de Salvatierra, otro recordatorio de que todo pasa.

Como pasaron los moros, pasaron los calatravos. En 1802, el último monje que ocupaba esta fortaleza-convento se fue caminando por el cerro del Alacranejo abajo y cayó el telón.

Cocina de autor y tradicional

- Cómo ir. Daimiel (Ciudad Real) dista 169 kilómetros de Madrid yendo por la carretera de Andalucía (A-4) y desviándose en Puerto Lápice por la N-420. Desde Daimiel, la ruta continúa por la CM-4107 hasta Almagro y luego por la CM-413 hacia Aldea del Rey, en cuyo término se encuentra el Castillo de Calatrava la Nueva.

- Visitas. Centro de Visitantes del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel (teléfono 926 69 31 18): abre de 9.00 a 18.00; entrada gratuita. Corral de Comedias de Almagro (teléfono 926 86 15 39): los fines de semana y festivos se realizan visitas dramatizadas; entrada, 2,80 euros. Castillo de Calatrava la Nueva (teléfono 926 86 69 10): todos los días, excepto los lunes, de 10.00 a 18.00; entrada gratuita.

- Comer. El Bodegón (Daimiel; teléfono 926 85 26 52): cocina tradicional y de autor; precio medio, 35 euros. El Corregidor (Almagro; teléfono 926 86 06 48): platos manchegos, algunas recetas modernas y una cuidada bodega; 30 euros. La Encomienda (La Alameda; teléfono 926 87 91 69): cordero asado a la brasa de encina, cabrito frito con ajos y, por encargo, arroces con pollo de corral o perdiz de campo; 25 euros.

- Dormir. Doña Manuela (Daimiel; teléfono 926 26 07 03): hotel recién inaugurado, con detalles de buen gusto, en el parque del Carmen; doble, 69 euros. Casa del Rector (Almagro; teléfono 926 26 12 59): vivienda del siglo XVIII rehabilitada con primor; 85 euros. Cerromolino (Calzada de Calatrava; teléfono 926 69 30 87): casa de labor en una finca agropecuaria, con desayunos a base de migas y huevos de corral; 45 euros. Palacio de la Serna (Ballesteros de Calatrava; teléfono 926 84 22 08): edificio neoclásico transformado por el diseñador Eugenio Bermejo en un hotel-museo; 100 euros.

- Más información. Oficina de Turismo de Daimiel (Santa Teresa, s/n; teléfono 926 26 06 39). Oficina de Turismo de Almagro (plaza Mayor, 1; teléfono 926 86 07 17). Y en www.campodecalatrava.com

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