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Detenido un hombre de 20 años por la muerte de un taxista en Bilbao

Los compañeros de la víctima intentaron linchar al supuesto homicida

Bilbao cumple hoy su segundo día sin servicio de taxis tras el asesinato de un chófer en la madrugada de ayer. Eduardo Robledo, de 45 años, casado y con dos hijas, fue degollado en su taxi. Aún agonizante, avisó por radio a sus compañeros, que acorralaron al supuesto homicida, un hombre de 20 años. Éste fue detenido después de que agentes de la Policía Municipal y la Ertzaintza lograran evitar su linchamiento.

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Los taxistas de toda España paran como protesta por el asesinato de un compañero

Sucedió pasada la una de la madrugada en San Adrián, un barrio periférico de Bilbao. El taxista había recogido al joven en la Gran Vía, la principal calle de la capital vizcaína. Al llegar al destino se produjo la agresión: Eduardo Robledo recibió un navajazo en el cuello. Antes de morir pudo avisar por la radio a sus compañeros de que se hallaba en peligro. "No se le entendía nada por las heridas que tenía", aseguraban ayer otros conductores.

Dos taxistas fueron los primeros en llegar al lugar, a los que se unió otra docena en unos minutos. Los conductores pudieron localizar a un joven que huía, cuyas iniciales son R. E. P., y lograron acorralarlo. Para entonces habían acudido también policías municipales y ertzainas, -"estuvieron cerca de 35 policías", dijo un taxista- quienes debieron trasladar al presunto agresor a un portal. Pese a ello, recibió patadas y golpes de varios compañeros del asesinado.

El presunto agresor, que tuvo que ser evacuado en un vehículo de la Ertzaintza "tras una maniobra de despiste", aseguró la Policía Local, se burló sacando su lengua a los taxistas una vez que se libró del linchamiento.

El detenido permanecía ayer en dependencias judiciales, y la Ertzaintza no barajaba, a última hora de la noche, la participación de otra persona en los hechos. Varios taxistas aseguraron que el supuesto homicida había afirmado, al ser detenido, que "había sido otro" el autor.

"Llevo 22 años trabajando, como él. Era mi amigo. Me he enterado desayunando con mi hijo y nos hemos puesto a llorar", afirmaba Pablo Sainz, en la concentración de los taxistas, a media mañana de ayer en la puerta del Ayuntamiento bilbaíno.

Gran parte de los 774 chóferes que trabajan en Bilbao acudieron a la protesta, que luego se trasladó a la sede del Gobierno vasco. La concentración fue muy tensa y varios conductores llegaron a reprochar la presencia de algunos concejales del Consistorio. Responsables de las asociaciones del sector se reunieron con dirigentes municipales para abordar la situación de inseguridad, que según el colectivo se ha agravado en los últimos años.

En julio, otro taxista de Bilbao recibió 12 navajazos, pero salvó su vida. Ángel Hierro, el presidente de Radio Taxi, que agrupa a más de 500 chóferes bilbaínos, dijo que han pedido la renovación de la flota para que los taxis sean como los de Londres, con cuatro pasajeros atrás, lo que permitirá instalar mamparas sin empeorar el servicio. Hierro dijo que algunos chóferes bilbaínos iban a instalar ayer mismo esas mamparas, una medida que van a implantar los profesionales de San Sebastián.

Los taxistas de Bilbao estuvieron todo el día de ayer en paro, que proseguirá al menos hasta el funeral del fallecido, previsto para las siete y media de la tarde de hoy. Antes realizarán una manifestación por las calles de la ciudad. Los taxistas de toda España han convocado una hora de huelga, entre las doce y la una.

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