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India y Brasil ofrecen abrir su mercado si Occidente liquida las ayudas agrícolas

El G-7 escenifica un acuerdo para evitar el fracaso en la próxima cumbre de la OMC

El Grupo de los Siete (EE UU, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá) escenificó ayer un drama de último minuto para salvar del fracaso total la reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que debería completar el 13 de diciembre en Hong Kong la liberalización del comercio mundial, la llamada Ronda de Doha. Brasil e India aceptan rebajar los aranceles a los productos industriales a cambio de que Europa y EE UU fijen un calendario para eliminar las subvenciones agrícolas, propuesta que respalda China. El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, propone una reunión del más alto nivel antes de la cumbre de Hong Kong.

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Quizá el hombre más realizado profesionalmente de la reunión del G-7 que culminó ayer se llame Jean-Claude Trichet, el presidente del Banco Central Europeo (BCE). Al ser preguntado si se había discutido la decisión adoptada el pasado jueves de subir los tipos de interés un 0,25%, hasta el 2,25%, dijo: "Me he sentido muy feliz de informar a mis colegas de las razones de la subida. No hubo ninguna discusión". El comunicado del G-7 expresa, implícitamente, el respaldo a Trichet: "Los riesgos [para el crecimiento mundial] incluyen el crecimiento de los sentimientos proteccionistas, la posibilidad de presiones inflacionistas y de mayores desequilibrios globales, exacerbados por los elevados precios del petróleo". Trichet subrayó ayer que los tipos de la zona euro siguen siendo los "más bajos de la historia".

Aunque el comunicado oficial de la reunión tiene todos los ingredientes habituales de la ensalada económica (se piden ahora explícitamente a China medidas "ulteriores" para apreciar su moneda tras la flexibilización adoptada el pasado 21 de julio), se ha echado toda la carne en el asador de la cumbre ministerial que celebrará entre el 13 y el 18 de diciembre la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Hong Kong. Esta reunión debería concretar las negociaciones de liberalización comercial diseñadas en Doha, en el emirato de Qatar, un objetivo que ya fracasó hace ahora dos años en Cancún, y que va camino del mismo desenlace.

Respaldar el crecimiento

"Unos ambiciosos resultados a finales de 2006 son esenciales para respaldar el crecimiento global y reducir la pobreza. La reunión ministerial de Hong Kong será en 10 días un paso crítico y la oportunidad debe ser aprovechada para progresar, acordando un paquete coherente de desarrollo que dé respuesta a la preocupación de los países en desarrollo... Urgimos a los participantes a avanzar en el acceso de mercado a la agricultura, productos industriales y servicios; reduciendo el apoyo doméstico a medidas que distorsionan el comercio; eliminando subsidios a las exportaciones agrícolas; logrando un avance en servicios, incluyendo los servicios financieros y la propiedad intelectual".

En este contexto, el G-7 ha dado la bienvenida, como parte del drama que urge disipar, a las propuestas de Brasil e India, a las que se ha adherido China, para conseguir en Hong Kong un acuerdo de mínimos que permita alcanzar otro más amplio en los meses siguientes.

Brasil ha resucitado parcialmente la llamada propuesta ABI -Argentina, Brasil e India- presentada la pasada primavera, según la cual se adoptaría para la entrada de productos no agrícolas a los mercados una fórmula presentada por Suiza en 2003 consistente en aplicar producto por producto los aranceles consolidados, basada en el arancel promedio de cada país. El Gobierno brasileño vincula esta fórmula a un mecanismo de desarme progresivo de los subsidios a las exportaciones agrícolas en EE UU y la Unión Europea. Una idea parecida ya fue rechazada por EE UU y otros países. A su vez, India propone un calendario preciso de eliminación de subvenciones agrícolas y, a cambio, una reducción del 50% en los aranceles que aplican los países pobres a la entrada de productos no agrícolas.

El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios de la Unión Europea, Joaquín Almunia, reaccionó con cautela ante las propuestas, muy aireadas por el ministro británico del Tesoro, Gordon Brown, y por el primer ministro, Tony Blair. "Esto no es la OMC, aquí no se negocia", dijo al ser preguntado si la iniciativa podía ser viable. La actitud de Francia, a quien el Reino Unido intenta desgastar en la recta final de la aprobación de los nuevos presupuestos de la UE, no ha sido menos incrédula.

Gordon Brown (en el centro) conversa con varios de los participantes en la reunión del G-7.
Gordon Brown (en el centro) conversa con varios de los participantes en la reunión del G-7.REUTERS

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