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AGENDA GLOBAL | ECONOMÍA
Columna
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Alemania: volver a ser locomotora europea

Joaquín Estefanía

EL PROFESOR DONGES, director del Instituto de Política Económica de Colonia y hasta 2002 presidente del consejo de sabios que asesora al Parlamento y al Gobierno, declaró a este periódico refiriéndose a la coyuntura de Alemania: "Es como si condujésemos un Mercedes cuesta arriba, pero con el freno de mano echado". Para corregir esta tendencia y conseguir que vuelva a ser la locomotora de Europa, Angela Merkel, la octava canciller de la historia, presentó en el Bundestag su primera declaración como líder de la gran coalición que gobernará Alemania en la actual legislatura.

Las medidas presentadas tienen dos grandes patas: subidas de impuestos y sacrificios en el notable Estado de bienestar germano (sobre todo, en pensiones). Esta declaración, que se ajusta al texto del contrato entre los socialdemócratas (SPD), democristianos (CDU) y socialcristianos (CSU), titulado muy gráficamente "Unidos por Alemania con valor y humanidad", se parece muy poco al programa económico ultraliberal con el que la CDU consiguió ganar por muy poco las últimas elecciones. Merkel ha hecho de la necesidad virtud, y su política económica se parecerá muy poco a la de Margaret Thatcher, con la que se comparó, y mucho más a la política dominante durante la larga posguerra, con la que se fraguó el modelo social europeo. Hasta el punto de que, olvidando el contexto de coalición, algunos analistas se han preguntado si Merkel padece el síndrome de Estocolmo respecto al SPD. Uno de esos analistas escribió tras las palabras de la canciller en el Parlamento: "Lo que ha quedado claro es que Angela Merkel no es la chica de Kohl, sino la legítima nieta de Willy Brand".

El programa de gobierno de Merkel contiene pocas de las medidas ultraliberales que casi le costaron no ganar las últimas elecciones. Se trata de una mezcla de subida de impuestos y sacrificios en el Estado de bienestar

Las principales subidas de impuestos son las siguientes: el IVA pasará del 16% al 19%, dedicándose esos tres puntos a rebajar las cuotas del seguro de desempleo y a tapar agujeros del presupuesto federal y de los presupuestos de los Estados federados. Asimismo, se suben tres puntos en el tipo máximo del impuesto sobre la renta de las personas físicas, de modo que las familias más desahogadas pagarán más dinero a la Hacienda pública. En cuanto a las pensiones, se congela su cuantía y se retrasa la edad de retiro de los 65 a los 67 años (excepto para aquellas personas que han cotizado más de 45 años), con el objeto de proteger el sistema de reparto generacional, según el cual los jóvenes pagan las jubilaciones de sus mayores. Frente a los duros recortes de las prestaciones públicas, se crea un fondo de inversiones por valor de 25.000 millones de euros para mejorar las infraestructuras, atender a las exigencias de la Agenda de Lisboa en lo que se refiere al I+D, ayudar a las familias y facilitar la financiación de las pequeñas y medianas empresas.

Menkel es consciente de que el éxito o el fracaso de la gran coalición se medirá por el número de personas que abandonan el desempleo, que en estos momentos suponen el 11,8% de la población activa, cercano a los cinco millones de ciudadanos. Sus objetivos básicos serán crear empleo, adaptar el Estado de bienestar a una sociedad cada vez más envejecida y poner en orden las finanzas, ya que en 2006, por quinto año consecutivo, Alemania no cumplirá con la norma de la UE de que el déficit público no supere el 3% del PIB.

El contrato de gobierno entre los grandes partidos comienza enunciando la dramática situación económica del país más poderoso del club europeo: "Alemania se encuentra ante grandes desafíos. El paro, el endeudamiento del Estado, el cambio demográfico y la presión para la transformación procedente de la globalización exigen grandes esfuerzos políticos para asegurar a la actual y a las futuras generaciones una vida con bienestar". Pocas semanas antes de la formación del Gobierno, los sabios anunciaban un año 2006 de sangre, sudor y lágrimas: el crecimiento de la economía alemana sería tan sólo de un 1%, debido sobre todo a la potencia de las exportaciones, mientras que la demanda interna se encuentra prácticamente estancada.

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