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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Arranca Merkel

La primera jefa de Gobierno de la historia de Alemania, Angela Merkel, en su primer discurso ante el Bundestag, presentó el miércoles el programa de la gran coalición que preside como una agenda diseñada para tiempos de crisis por los dos grandes partidos nacionales. Como señal de los nuevos tiempos de cooperación entre ellos tras haberse combatido con fiereza, dedicó un recuerdo muy especial a su antecesor, el socialdemócrata Gerhard Schröder, y rindió tributo a su programa de reformas, la Agenda 2010, que, según dijo, respeta y considera cimiento para la labor futura. Y, de hecho, la aplicación de esta agenda puede ser el gran triunfo políticamente póstumo de Schröder.

Su programa, que cuenta con el 73% de los escaños, tiene garantizado el aplauso de la Cámara. Y ya lo obtuvo, pese a que implica sacrificios del calibre de la subida de tres puntos del IVA, "nuestra más grave decisión", según Angela Merkel. La canciller es consciente de que el gran apoyo con que cuenta hoy en la Cámara dista de ser incondicional y que la coalición de los dos grandes partidos bajo su dirección está obligada a cosechar éxitos palpables a no muy largo plazo para poder llegar al final de la legislatura.

Merkel tuvo el gesto conmovedor (y significativo) de citar al gran socialdemócrata Willy Brandt para hacer suyo el famoso lema de "osemos más libertad". Pero, de momento, sólo puede ofrecer esperanzas de que esta alianza pueda hacer de nuevo de Alemania "el motor de Europa". Para ello, dijo, hay que afrontar el saneamiento de las finanzas públicas, "no ya un compromiso en la UE, sino un deber moral hacia nuestras jóvenes generaciones", la reducción del desempleo -que ha bajado algo, al 11%-, y que calificó de "afrenta a la dignidad de la persona", y una reforma de las pensiones. Merkel dejó claro que la vocación europeísta no impide que el nuevo Gobierno vaya a manifestar firmeza en la defensa de los intereses nacionales alemanes y que, "en las actuales circunstancias financieras", nadie puede esperar que Berlín asuma excesivos compromisos.

En política exterior se manifestó decidida a olvidar disputas del pasado con Washington y a reafirmar unas relaciones bilaterales y dentro de la OTAN -aunque consciente de la crisis de confianza que pueden generar las posibles cárceles antiterroristas americanas en suelo europeo y los vuelos secretos de la CIA-, pero también en una mayor sobriedad hacia Moscú. La primera impresión que ha dejado Merkel es buena. Su reto ahora es consolidarla tras acometer la ingente tarea de reanimar política, económica y socialmente el país.

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