'Residuos' sobre ruedas
El PSPV denuncia que el Ayuntamiento de Valencia practica una política de diseminación de vehículos abandonados
El Ayuntamiento de Valencia no predica con el ejemplo. Al menos eso se desprende de la denuncia que hizo ayer el concejal socialista José Luis Ábalos, quien aseguró que el equipo de gobierno municipal, que dirige Rita Barberá, del PP, "colabora con el incivismo" puesto que últimamente ha puesto en práctica una política de "diseminación de residuos sólidos por toda la ciudad". Pero con el agravante de que esos residuos son nada menos que vehículos de cuatro ruedas abandonados en las calles.
El Ayuntamiento invierte en campañas publicitarias destinadas a concienciar a los ciudadanos para que no se comporten de manera incívica y no abandonen en la calle enseres que ya no necesitan, como colchones, neveras o lavadoras, y les invita a utilizar para ello los contenedores adecuados. Pero el propio gobierno municipal se comporta de manera incívica pues, según Ábalos, se dedica a dispersar por la ciudad los coches abandonados, seguramente para que no se vean tanto.
Ábalos dice que el Ayuntamiento "no sabe qué hacer con los coches abandonados"
Todo empieza como consecuencia de la colmatación del depósito municipal en el que se almacenan los vehículos abandonados en la vía pública. Ya no caben más y ello ha provocado numerosos problemas en los últimos tiempos. En ocasiones, para salir del paso, el Ayuntamiento ha recurrido, por ejemplo, a convertir en chatarra muchos coches, pero sin cumplir todos los trámites necesarios, entre otros el de avisar a los propietarios. Así, más de uno se ha encontrado, al ir a buscar su vehículo, con que ya no existía: había sido convertido en un amasijo de hierros.
La grúa municipal es requerida habitualmente para retirar los vehículos aparcados en una calle que tiene que quedar despejada con motivo de algún acto, ya sea una procesión de Semana Santa en el Marítimo o un evento deportivo en la Alameda. En esas ocasiones la Policía Local coloca señales de avisos con antelación, para que los propietarios retiren sus vehículos. Llegado el día del evento, los coches que aún permanecen en la calle que ha de albergarlo son arrastrados por la grúa municipal hasta algún lugar cercano, donde sus propietarios los pueden recoger, eso sí, sin pagar la tasa que sí deberían abonar en caso de una retirada motivada por un estacionamiento inadecuado. Pero sucede que entre esos coches que se retiran hay algunos que están abandonados. De manera que esas zonas de depósito provisional a las que son trasladados se convierten en un almacén de coches que nadie reclama, en un desguace en medio de la ciudad. Así sucedió en el paseo de Neptuno, y lo mismo en la prolongación de la Alameda. Y eso, claro, canta.
La solución es la ya citada "política de diseminación" que denuncia Ábalos. Según el edil socialista, la grúa municipal se ha dedicado a recoger esos coches y a "perderlos" en distintas calles. "Y ahora tenemos una diseminación de vehículos abandonados por toda la ciudad; la grúa los ha ido repartiendo", dice el edil. "Ante la imposibilidad de un almacén, y para tapar las evidencias, los dispersa por la ciudad, como si los abandonos fueran cosa de los ciudadanos", añade Ábalos, "pero en realidad se trata de una operación dirigida desde el Ayuntamiento".
Ábalos incide en lo absurdo de esta política y pregunta qué tiene que hacer un ciudadano que ve un coche abandonado en su calle: "¿Llamar al Ayuntamiento para que lo retire? ¡Pero si es el propio Ayuntamiento el que lo ha dejado allí!" La solución, según esta práctica que Ábalos define como una "política municipal de dispersión de residuos sólidos", sería recoger de nuevo el coche y depositarlo en otro punto de la ciudad. Hasta que otro vecino llame para que lo retiren. Y así sucesivamente
El edil denuncia que esta práctica contraviene la normativa de tráfico y circulación de vehículos, demuestra una gestión "desastrosa", revela que el Ayuntamiento no sabe qué hacer con los coches abandonados y pone de manifiesto las "mentiras" del equipo de gobierno municipal. Además, añade Ábalos, constituye un mal ejemplo para los administrados. "¿Cómo va a exigir el Ayuntamiento a los ciudadanos que no abandonen neveras o colchones en la vía pública?", se pregunta el edil socialista.
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