El Gobierno no pondrá en marcha más 'narcosalas' ante la falta de demanda
El Plan de Drogodependencias prevé crear un local de este tipo en las cárceles vascas
Vitoria El Gobierno vasco no promoverá por ahora la creación de una segunda narcosala en Euskadi, tras la que se puso en marcha en 2003 en Bilbao, ante la falta de demanda. Por ahora, la dirección de Drogodependencias no ha recibido ninguna información de agentes sociales o ayuntamientos que "justifique" nuevas salas. En su momento, el Gobierno ya mostró su disposición a responder a las demandas de los ayuntamientos en el caso de que lo necesiten, pero dos años después de constituirse la narcosala de la capital vizcaína, no hay ninguna demanda en esa línea.
La Dirección de Drogodependencias, dirigida por Ezker Batua y adscrita al Departamento de Vivienda y Asuntos Sociales, responde así al interés que se había suscitado entre algunos grupos parlamentarios. En concreto, el PSE llegó a presentar una pregunta en el Parlamento para conocer las intenciones del departamento que dirige Javier Madrazo. En la narcosala, los toxicómanos pueden inyectarse la droga en condiciones higiénicas, se les realizan las curas básicas y reciben consejos sanitarios. La puesta en marcha de este tipo de servicios sigue la línea de los programas de reducción de daños, que buscan mejorar la calidad de vida de los drogadictos.
Según los responsables de la Dirección de Drogodependencias, los últimos datos reflejan que se ha producido un aumento del consumo de drogas en general, pero debido sobre todo al cannabis y las drogas estimulantes, como la cocaína, las anfetaminas y otras que se fuman, se esnifan o se toman por vía oral. Por el contrario, la fórmula de la inyección ha perdido peso, como lo demuestra que de las personas que inician un tratamiento de deshabituación de las drogas únicamente el 11,6% realiza consumos de drogas por vía intravenosa (313 personas).
Drogodependencias asegura que "solamente existe una concentración de personas usuarias de drogas (heroína y cocaína) que justifique la implementación de una sala de consumo higiénico", que es la que ya existe en la calle Bailén de Bilbao. Los datos con los que trabaja el departamento proceden de varias fuentes. Por una parte, de los estudios e informes que periódicamente elabora el Observatorio Vasco de Drogodependencias y, por otro lado, del trabajo con mediadores sociales, organizaciones no gubernamentales, técnicos municipales y profesionales de la asistencia a drogadictos.
Situación en las cárceles
Cerca de 600 toxicómanos utilizaron la narcosala de la capital vizcaína en su primer año de funcionamiento, desde noviembre de 2003 al mismo mes de 2004. La ONG Médicos del Mundo gestiona este recinto bajo la supervisión del Gobierno vasco. El perfil del usuario medio corresponde al de un varón español de 36 años, empadronado en Vizcaya, que consume drogas por vía intravenosa desde hace tres lustros. El programa también permitió constatar en su primer año de funcionamiento un alarmante aumento en el consumo de cocaína inyectada. Una vez difuminado el rechazo vecinal que se suscitó ante la ubicación de la narcosala, el local ha funcionado con normalidad, sin registrar incidentes de relevancia.
Frente a este descenso del consumo de drogas inyectadas, en las cárceles vascas sí que existe una "notable concentración" de consumidores de drogas por vía intravenosa, tal y como advierte el departamento. Se trata de personas que, según la dirección de Drogodependencias, "presentan especiales dificultades para lograr el éxito en programas de mantenimiento con metadona y programas libres de drogas". Para este colectivo, el V Plan de Drogodependencias que el Parlamento vasco aprobó a principios de este año prevé la implementación de un programa de dispensación terapéutica de heroína en la cárcel alavesa de Nanclares de la Oca. Sin embargo, de momento este programa no podrá llevarse a cabo debido a la negativa del Gobierno central a conceder las autorizaciones que son necesarias.
Además de esta iniciativa, el Plan de Drogodependencias también contempla entre sus acciones el establecimiento en el ámbito penitenciario de un espacio de consumo higiénico para los reclusos drogodependientes, lo que en el exterior sería considerado como una narcosala. Pero al igual que con el programa de dispensación terapéutica de heroína, el Gobierno vasco necesita la autorización del Ejecutivo central para este proyecto ya que la competencia de prisiones le corresponde en exclusiva a éste.
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