Viviendas a precio tasado: ¿quién controla?

¿Qué son las viviendas de VPL? Son viviendas para lucrarse con el dinero que ponemos todos los contribuyentes a escote. Este invento de la Diputación Foral de Vizcaya tiene trampa. Consiste en facilitar a las personas que superan los ingresos máximos que se exigen para acceder a una vivienda de VPO la adquisición de un piso a precio tasado. La trampa es destinar suelo público para construir viviendas y adjudicarlas a los que ganen más de 33.100 euros anuales. Qué dislate, cuando, en estos momentos, tenemos inscritas en Etxebide a más de 60.000 unidades convivenciales demandantes de vivienda protegida, cuyos ingresos medios son de 22.000 euros anuales y muchos de ellos ni siquiera piden una vivienda en propiedad, ya que se conforman con un alquiler social. ¿Qué pensarán ellos de todo esto?

La trampa que esconde esta iniciativa es que, mientras que hoy día las viviendas de VPO están calificadas de protección durante toda su vida, lo que implica no poder especular con ellas, a las de VPL no se sabe qué controles se les aplicará. Lo que si sabe es que hay ayuntamientos que, teniendo la gran mayoría de sus demandantes de vivienda unos ingresos medios de 22.000 euros anuales, resulta que ahora se empiezan a preocupar, en un alarde de progresía, de construir viviendas a precio tasado en suelo público o robándoselo al suelo destinado para viviendas de protección que establece la Ley 17/1994, de 30 de junio, donde se obliga a que el 65% de las viviendas que se construyan en suelo urbanizable deben ser VPO. Y todo ello se hace para facilitar a las unidades convencionales que ganen más de 33.100 euros el acceso a la propiedad de una vivienda, en detrimento de los más necesitados y que son la gran mayoría.

Con los mismos criterios podríamos concluir que a las familias de tres miembros que ganen más de 23.315 euros anuales y actualmente no tienen derecho a ninguna beca de estudios, se les aplique un nuevo tope superior para que también perciban alguna ayuda, y así sucesivamente y que siga la bola.

Si ya lo decía mi amigo mientras tomaba unas cañas en el bar de Lola: "Esto del dinero público, ni tirándolo se acaba".