Las otras derrotas de Ibarretxe
El Gobierno tripartito vasco encaja con "normalidad democrática" una docena de reveses parlamentarios en apenas dos meses de plenos
Los menos de dos meses de plenos ordinarios celebrados en la nueva Cámara vasca han infligido ya al Gobierno en minoría de Juan José Ibarretxe (PNV) una docena de derrotas, que el lehendakari está encajando, según fuentes próximas, "con normalidad democrática" y sin inquietud, dada la imposibilidad de que se articulen mayorías alternativas.
El Ejecutivo sólo ha enviado a la Cámara tres proyectos de ley, todos repetidos del anterior mandato y sin garantías de aprobación, mientras que la oposición ha logrado encajar ocho propuestas de ley contra el criterio del Gobierno. Tanto el PSE como el PP consideran que la iniciativa está en manos de la oposición y se muestran satisfechos de sus victorias en el inicio de la legislatura.
Los 150.000 votos y cuatro escaños perdidos en abril por la coalición PNV-EA, tras el rechazo del Congreso de los Diputados al plan Ibarretxe, empiezan a pasarle factura parlamentaria al lehendakari. Los 32 escaños que aportan los tres grupos de su Gobierno (PNV, EA y EB), uno menos que los que suman los dos primeros partidos de la oposición (PSE y PP) y a seis de distancia de la mayoría absoluta, se han revelado ya insuficientes en doce ocasiones en los pocos plenos que lleva celebrados el Parlamento desde el 7 de octubre. Ibarretxe dejó la Cámara particularmente disgustado tras un pleno celebrado ese mes en el que perdió cuatro votaciones. De inmediato, mantuvo sendas conversaciones con el portavoz y con el presidente del grupo parlamentario del PNV.
Los responsables parlamentarios del Gobierno tripartito vasco (PNV, EA y EB) tienen instrucciones de aplicarse al máximo para lograr acuerdos que eviten en todo lo posible el goteo semanal de victorias de la oposición. Y así han comenzado a hacerlo a base de ceder posiciones y transaccionar asuntos, con más o menos entusiasmo. Sobre todo con el PSE y el PP, que han protagonizado la práctica totalidad de las iniciativas en estas semanas. Los consejeros concernidos por proposiciones que el Gobierno considera lesivas o arriesgadas han empezado también a llamar directamente a la oposición para buscar arreglos. Los titulares de Educación, Cultura y Seguridad Social han visto prosperar iniciativas que les causan problemas en sus departamentos.
La sucesión de derrotas se encaja "con normalidad democrática", y sin preocupación. "Nadie reclama un voto de confianza", asegura un portavoz de Ajuria Enea. "No se ha resquebrajado nada y son más las votaciones ganadas que las perdidas", añade. En otros ámbitos del Gobierno se pronuncia incluso la palabra "indiferencia" para describir el espíritu con que se están recibiendo esas derrotas.
En el PNV se admite que el lehendakari ha intervenido, pero se asegura que lo único que pide "es que, si perdemos, perdamos los 32 [parlamentarios del tripartito]". Y eso parece referirse tanto a ausencias de parlamentarios, cuando él mismo está impedido de faltar a un solo pleno, como a alguna votación en la que no han estado juntos todos los grupos del Gobierno.
"A nadie le gusta perder votaciones, pero la cosa no va más allá. No hay una estrategia conjunta de la oposición, ni una posibilidad de sustitución del Gobierno como para preocuparnos", afirma el portavoz del PNV, Joseba Egibar. Lo único que inquieta es que la derrota alcance al proyecto de Presupuestos para 2006. "Mientras, tranquilos", dice Egibar, cuyo partido da por prácticamente hecho que el PSE facilitará con una abstención el pase de las cuentas.
El portavoz de EA, Rafael Larreina, considera que las derrotas no son "ni cualitativa ni cuantitativamente importantes", pero sí admite como motivo de inquietud las iniciativas de contenido social que buscan equiparar la renta básica al salario mínimo y la extensión de su cobro a los 18 años. El asunto atañe a uno de sus tres consejeros.
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