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El CSN admite que infravaloró el grave incidente de Vandellòs

El organismo de control sancionará a las centrales nucelares que oculten información

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha decidido crear un nuevo tipo de sanción para las centrales que le oculten información. Ésta es una de las decisiones incluidas en el análisis autocrítico del incidente de Vandellòs II (Tarragona). La nuclear ocultó al CSN que desde 1993 tenía datos sobre la corrosión de una tubería que se rompió en agosto de 2004 causando el incidente nuclear más grave desde 1989. El CSN admite que infravaloró el suceso, que dio mal la información y que los inspectores residentes necesitan más competencias.

El 25 de agosto de 2004, la central de Vandellòs II sufrió una fuga en una tubería. El sistema dañado estaba lejos del núcleo y servía para refrigerar con agua de mar las instalaciones. El suceso no tuvo efecto sobre el medio ambiente ni los trabajadores, pero al escarbar en lo ocurrido apareció un funcionamiento inquietante: la central conocía que desde 1993 había problemas de corrosión en la tubería y nunca informó al CSN, cuyos inspectores tampoco descubrieron el problema. Finalmente, el consejo acusó a la central de primar la producción sobre la seguridad y el Congreso concluyó que el CSN falló en su labor de control. En medio, la central estuvo seis meses parada, despidió a la cúpula directiva y los cinco consejeros del organismo volvieron a mostrar sus discrepancias.

Cuando las aguas bajaron, el CSN prometió autocrítica. Con el Informe sobre lecciones aprendidas sobre la degradación de las tuberías de Vandellòs II, de 34 páginas y al que ha tenido acceso este diario, el organismo intenta zanjar el incidente. Éstas son las principales conclusiones del informe, aprobado por los cinco consejeros (dos a propuesta del PP, dos del PSOE y uno de CiU) en un pleno extraordinario el pasado viernes 11 de noviembre y tras meses de elaboración.

- Ocultó información. El CSN destaca que la central (propiedad de Endesa e Iberdrola) "no informó en ningún momento" de que en cuatro meses antes de la rotura ya había sufrido una fuga en la tubería "ni del resto de antecedentes que obraban en su poder desde 1993". "Es obvio que la información y valoración del titular no fueron correctas y que condicionaron negativamente la respuesta" del CSN, añade.

El problema es que para imponer la sanción a Vandellòs, el CSN se ha dado cuenta de que la falta de información no está tipificada como infracción. Por ello anuncia su intención de "revisar el cuadro sancionador para incluir los supuestos de ocultación de información". Además, los inspectores que residen en las centrales tendrán acceso a las reuniones de seguridad de las plantas (ahora se quedan en la puerta). El CSN pretende descubrir fallos en las centrales aunque le oculten datos.

- Relaciones en el CSN. El texto reconoce que la sucesión de informes (algunos contradictorios) y de notas de prensa que el consejo publicó sobre el suceso fue contraproducente para su credibilidad. Los primeros informes minimizaban el suceso y los últimos acusaban a la central de primar la producción sobre la seguridad. El informe autocrítico concluye que el pleno del consejo "minusvaloró la importancia del suceso teniendo en cuenta la información recibida".

El documento señala que la presidenta del CSN, María Teresa Estevan Bolea, envió un informe al Gobierno, el Senado y el Congreso que los consejeros "interpretaron que no reflejaba los distintos aspectos del informe aprobado por el pleno". El texto original era mucho más duro y sólo fue publicado después. En una crítica velada a la presidenta, recuerda que el pleno debe actuar como órgano colegiado y admite que no hubo buena comunicación entre los técnicos y los consejeros.

El informe critica que algunas de las notas de prensa contaban cosas que ya estaban publicadas. El CSN quiere mejorar la transparencia y publicará "todas las actas de inspección", a la vez que refuerza "el acceso del personal del CSN a documentación que pueda contener información confidencial".

- Aprobación. En Vandellòs II, construida en los ochenta, se modificó el diseño inicial y se crearon accesos a dos de las tuberías de refrigeración. Esos accesos estaban diseñados para mejorar la tubería, pero acabaron siendo su talón de Aquiles. Los ingenieros no cayeron en que se podían corroer y nadie los revisó. A la tubería le aplicaron las inspecciones como si no tuviese accesos. El CSN afirma que prestará "especial atención a los diseños no convencionales", que tendrán regulaciones específicas.

La central nuclear de Vandellòs II (Tarragona), vista desde la de Vandellòs I.
La central nuclear de Vandellòs II (Tarragona), vista desde la de Vandellòs I.JOSEP LLUÍS SELLART

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