Ariel Sharon abandonará el Likud para crear un nuevo partido en Israel
La salida del primer ministro obliga a convocar elecciones en 90 días
El primer ministro israelí, Ariel Sharon, ha decidido abandonar el Likud, el partido en el que ha desempeñado toda su carrera política, y fundar otra organización para luchar en una batalla electoral inminente que promete provocar un vuelco sin precedentes en el mapa político del Estado judío. El ex general tratará de convertirse a sus 77 años y con un nuevo partido de centro-derecha en jefe de Gobierno por tercera vez.
El primer ministro israelí, Ariel Sharon, ha decidido abandonar el Likud, el partido en el que ha desempeñado toda su carrera política, y fundar otra organización para luchar en una batalla electoral inminente que promete provocar un vuelco sin precedentes en el mapa político del Estado judío. El ex general tratará de convertirse a sus 77 años y con un nuevo partido de centro-derecha en jefe de Gobierno por tercera vez.
Según informó la radio del Ejército poco antes de la medianoche, citando a funcionarios de la Oficina del Primer Ministro, Sharon se propone anunciar hoy su decisión y visitar al presidente, Moshe Katsav, para reclamar la disolución del Parlamento; lo que desencadenaría la convocatoria de elecciones en 90 días, a principios de marzo. Salvo, que diputados de las más diversas tendencias fueran capaces de formar un nuevo Gobierno en el plazo de tres semanas, eventualidad más que improbable dada la fragmentación de la Cámara.
"Ariel Sharon ha decidido. Y su decisión es dramática e inequívoca. Abandona el Likud", aseguró la fuente oficial. Durante el fin de semana sus reuniones han sido frenéticas para recabar el apoyo del mayor número posible de los diputados de su grupo. Catorce de ellos se han decantado por acompañar a Sharon en su nueva aventura. Además de dos de sus más fieles colaboradores: el ministro de Finanzas, Ehud Olmert, y el de Turismo, Avraham Hirchson.
La decisión del ex militar -que invadió el Líbano en 1982, a quien se responsabilizó de las matanzas de civiles palestinos en Sabra y Chatila, y quien mantuvo recluido a Yasir Arafat en la Mukata de Ramala hasta pocos días antes de su muerte- "es susceptible de provocar una migración política de una magnitud desconocida desde la fundación del Estado de Israel", opinaba en el diario Yediot Ahoronot el analista Simon Shiffer. Nadie descarta que al nuevo partido se sume quien todavía ayer era su viceprimer ministro, el laborista Simon Peres, derrotado el día 9 en las primarias por Amir Peretz, quien abomina de las políticas neoliberales del actual Gobierno y promete impulsar un cambio radical en caso de llegar a la jefatura del Ejecutivo.
En la reunión del Gabinete celebrada ayer, Sharon no disimuló su pretensión. "Simon", dijo dirigiéndose al octogenario Peres, "este es el principio de nuestro trabajo juntos. No permitiré que te apartes de la misión a la que estás destinado. Reclamaré tu ayuda en el futuro". El futuro ya ha llegado.
El panorama que dibujan los comentaristas políticos será una novedad: una derecha recalcitrante encabezada por el Likud; un centro que desea ocupar Sharon, y una izquierda que no se plegará a componendas y que pretenderá imponer una política económica de corte social.
La huida de Sharon -hastiado de la docena de legisladores de su partido que trataron de boicotear la retirada israelí de Gaza- ha desatado una catarata de candidaturas en el Likud. Los ministros Saul Mofaz, Silvan Shalom, Israel Katz y la ministra Limor Livnat aseguraban ayer su disposición a contender en las primarias si el primer ministro se decidía por la fuga. Asimismo, los diputados Benjamin Netanyahu y Uzi Landau, líderes de los rebeldes, aspiran a encabezar esta lista electoral.
"Dejad que la revolución comience", clamó anoche Eitan Cabel, dirigente del Partido Laborista, tras comprobar la arrolladora mayoría que respaldó a mano alzada, en el comité central, la salida del Ejecutivo. Sin los 21 escaños de la izquierda y con varios de los 40 diputados del Likud haciéndole la vida imposible en la Cámara a Sharon, éste tuvo que tirar la toalla. Por muy poco tiempo.
Nuevo partido
El aún jefe del Likud, según especulan sus consejeros más próximos, parece decidido a fundar un nuevo partido. Ayer lanzó sin disimulo un guiño al despechado Peres, que apenas participa, desde su derrota en las primarias, en el día a día de su partido. "Simón, éste es el principio de nuestro trabajo juntos. No permitiré que te apartes de la misión a la que estás destinado. Reclamaré tu ayuda en el futuro", le dijo durante la reunión del Gabinete, muy probablemente la última que celebra el Ejecutivo de coalición.
Los fundados rumores sobre la huida de Sharon han desatado una catarata de candidaturas en el Likud. Varios ministros de este partido -Saúl Mofaz, Silvan Shalom, la responsable de Educación y Cultura, Limor Livnat, y el de Agricultura, Israel Katz- anunciaron su disposición a batallar en las primarias. Y tampoco renuncian diputados como Benjamín Netanyahu o Uzi Landau.
Si Sharon se decanta finalmente por abanderar una nueva organización política más centrada que un Likud dirigido por los más duros entre los halcones, la recomposición del mapa político en Israel sería colosal. "Es susceptible de provocar una migración política de una magnitud desconocida desde la fundación del Estado", asegura en el diario israelí Yediot Ahoronot el analista Simón Shiffer.
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