Tres motivos para licitar y adjudicar en sólo un año

El Gobierno actual cree que hubo al menos tres factores que llevaron al último Ejecutivo de CiU a licitar y adjudicar en apenas un año la mayor de las obras de ferrocarril urbano proyectada en España. El primero fue las elecciones autonómicas de 2003 y el deseo de presentar una magna obra en proyecto.

El segundo, la intención de romper el dominio de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB), que gestiona el metro. Desde el primer momento, el entonces consejero Felip Puig, y su director general de Transportes, Enric Ticó, insistieron en que se convocaría un concurso para adjudicar la gestión de la línea. Para el Ayuntamiento de Barcelona y los partidos que hoy apoyan al tripartito, existía la voluntad del Gobierno de CiU de encargar la gestión a Ferrocarrils de la Generalitat, para frenar a TMB.

El tercer motivo fue "emular a Madrid", que durante el Gobierno de Alberto Ruiz Gallardón proyectó la línea sur, de 40 kilómetros. La de Barcelona tenía que ser, pues, un poco más larga. Y ya de paso, más moderna.

De ahí que el diseño final fuera una innovación: en vez de un único túnel con vías paralelas o de dos túneles, un largo tramo de la línea 9 está formado por un único túnel circular partido en dos, en el que los trenes pasan uno sobre otro. Este diseño, sin embargo, se rompe al llegar a la Zona Franca. Uno de los ramales circula en superficie y elevado; el otro, el que va hacia el aeropuerto, lo hace en parte en superficie en parte soterrado, pero con las dos vías al mismo nivel. Además, desde el Parc Logística hasta El Prat, la vía y los andenes se harán de modo que circulen por ellos los trenes de la línea 9 y también los de la línea 2, cuyo trazado se modifica sobre las previsiones iniciales. Se prolonga el recorrido desde Fira 2 hasta la estación multimodal de El Prat, donde coincidirán los trenes de todo tipo y dos líneas de metro.