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Análisis:A LA PARRILLA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Entre dictadores

"Muchos jóvenes nos preguntamos por qué no sabemos nada sobre el franquismo". Esa incertidumbre motivó a Sandra Ruesga, nacida en 1975, a rodar un documental titulado Entre el dictador y yo. Son seis reportajes, seis jóvenes que preguntan a sus mayores y obtienen desiguales respuestas. "Todo está rodeado de silencio", dijo Ruesga ayer por la mañana en Ruedo ibérico (Antena 3). Una escena del filme se detenía en el mudo espanto de un abuelo muy anciano ante la nieta (o bisnieta) que le pregunta, que acepta al final su silencio con amargo desconcierto. En el mismo programa debatían Pío Moa y el historiador Ángel Bahamonde. ¿Cómo explicaría usted el franquismo?, se le preguntó a Moa -personaje de escalofriante pasado-, y soltó que el franquismo sentó las bases de la democracia en España, más otras lindezas de calibre. Los contertulios lo escuchaban con los pelos de punta. Se verá y se oirá mucho y muy variado sobre Franco en estos días del 30º aniversario de su muerte. Anoche mismo, al cierre de esta edición, se emitía en esa cadena Así murió Franco, el documental de Victoria Prego, premiado en el festival de Nueva York. Todas las cadenas tienen algo preparado y están preparadas para discutirlo y hasta para la parodia.

Los dictadores dan mucho de sí. Ahora resulta que Pinochet no padece demencia senil y se le podrá juzgar. Los psicólogos que lo examinaron no se dieron cuenta. El resto del planeta sí. En Noche Hache (Cuatro), el miércoles, destacaron la figura de Saparmurat Niyazov, el gobernante de Turkmenistán, la nación centroasiática, entre "los dictadores que caen bien". Ha atiborrado el país con su imagen y lo ha prohibido todo, hasta hacer playback en televisión, y ha llegado a cambiar los nombres de los meses del calendario poniéndoles los de sus familiares y allegados. Una especie de Calígula actual. No sólo los jóvenes no saben nada sobre el franquismo, tampoco lo sabrán los recién llegados a este nuevo país. Esperemos que el bombardeo televisivo en torno a este tema sirva, al menos, para tener elementos de juicio.

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