El paro divide a los austríacos
El Gobierno habla de crisis coyuntural y la oposición de falta de reformas
La economía austríaca crecerá un 1,7% durante este año, levemente por debajo del 2% registrado el curso pasado. El Gobierno espera la reactivación de la demanda doméstica, mientras realiza las reformas necesarias para controlar el gasto público y reducir la tasa de desempleo, que alcanzó en octubre su nivel más alto en más de una década.
El paro anualizado creció un 5,8% en octubre, el nivel más alto para este mes en Austria desde el final de la Segunda Guerra Mundial
El déficit fiscal ha vuelto a ser un problema tras el respiro que supuso 2001 (0,2% de superávit) y se situó en 2004 en el entorno del 1,2% del PIB
Los datos facilitados por el Gobierno señalan que el paro anualizado creció un 5,8% en octubre, el nivel más alto para este mes desde el final de la Segunda Guerra Mundial. En un año se han registrado casi 13.000 nuevos parados, con lo que su número ya llega a más de 237.000 personas. La UE situó el desempleo austríaco en un 5,2% en septiembre, un nivel que dista mucho del 3,7% registrado en 2000 y del 4,5% previsto por los analistas hace sólo un año.
El ministro de Economía, Martin Bartenstein, justificó estos datos históricamente altos como la consecuencia del "desarrollo coyuntural frenado", así como del retroceso en la producción. Indicó además que el aumento del empleo en el sector del turismo se traduce en un paro estacional elevado al llegar el invierno. Los indicadores hablan de una ralentización en el crecimiento austríaco durante este año. Los informes de los analistas señalan que Austria crecerá un 1,7% este año.
Demanda estancada
Este alza del PIB se compara con el 2% registrado durante el curso pasado y es inferior en cuatro décimas a los pronósticos oficiales. Durante los próximos cinco años se mantendrán tasas de crecimiento similares, aunque todo dependerá de la aceleración de la demanda doméstica y de la evolución de la economía alemana, su principal socio comercial, con quien realiza el 31,3% de sus exportaciones y el 42,7% de sus importaciones.
Por el contrario, los detractores de la política económica del Gobierno señalan que el elevado desempleo no se debe exclusivamente a la caída en el PIB. Durante los últimos cuatro años la producción interna ha crecido un 1,2% en promedio, inferior al dato que se registrará este año, pero manteniendo el paro en niveles que no superaron el 4,2%. Una cifra cercana al pleno empleo en una economía de ocho millones de habitantes, donde la mitad es considerada población activa.
Los analistas apuntan a reformas estructurales postergadas en especial en el ámbito laboral. Fundamentalmente preocupa la baja participación en el mercado del trabajo de la población de mayor edad, lo que se podría convertir en una futura fuente de desaceleración, periodos de alto desempleo estacional, debilidad en el crecimiento de la productividad en servicios y un débil ambiente para el sector de la innovación.
La participación en la fuerza laboral necesita ser incrementada para compensar los retiros prematuros y los subsidios fiscales a la invalidez. Organismos como el FMI y la OCDE sugieren que estos subsidios tengan una financiación mixta de los empleadores y los trabajadores dejando al margen al Estado. Ello debería ser parte de una urgente modificación para mejorar los incentivos al trabajo y del sistema de beneficios sociales. Hay una reforma en marcha desde 2004 que apunta a estas reformas, aunque sin lograr los resultados esperados.
El segundo problema relacionado con las pensiones y los subsidios, es el creciente desequilibrio público de la economía austríaca. El déficit fiscal ha vuelto a ser un problema después del respiro registrado en 2001 (con un 0,2% de superávit), hasta llegar en 2004 a un 1,2% del PIB según la definición de Maastricht. Con ello han sobrepasado además la meta del 0,5% del PIB, impuesta por el Gobierno en su Programa de Estabilidad. Con todo, la deuda pública no ha experimentado grandes cambios y se mantiene en niveles cercanos.
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