_
_
_
_
VIAJE DE CERCANÍAS
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El pueblo de Miguel Hernández

La principal atracción turística de Orihuela no es en estos momentos la famosa Casa-museo de Miguel Hernández, de la que luego hablaré, sino el Rolls Royce de su alcalde, José Manuel Medina. La gente de otros pueblos de la Vega Baja, y hasta de más lejos, viene aquí para ver y fotografiar al alcalde del RR y del PP que saluda a las masas desde su carroza como un caudillo local. Los niños suplican que les de una vuelta por las afueras del pueblo. Y los turistas extranjeros hacen cola a las puertas del Ayuntamiento para pedir un autógrafo al edil. Este alcalde que junto al de Torrevieja está siendo investigado por el fiscal anticorrupción de Alicante por supuesto delito urbanístico y falsedad contable, debería figurar en la próxima Guía de Alcaldes con Encanto de la Comunidad Valenciana.

"Aquí no tenemos suerte con ningún alcalde", comenta una panadera que echa chispas
Llego a la Casa-museo Miguel Hernández, en un barrio que, es cierto, está hecho polvo

No era aconsejable retrasar esta visita a Orihuela. Pensé que aunque las diligencias iniciadas por el fiscal pueden llevar cierto tiempo, cualquier día podría darse la noticia de que el señor alcalde de Orihuela ha cesado del cargo, y el Rolls que puso a su disposición el amigo promotor ha sido precintado por el juzgado, lo mismo que su lujoso chalé.

Una vez en Orihuela, me he apostado cerca del Ayuntamiento pero no he visto por ningún lado al alcalde, ni a pie ni en bicicleta. A la gente parece traerle sin cuidado que este hombre vaya en Rolls o en burro. Lo que les preocupa no es el medio de transporte que utiliza el edil sino la situación de inseguridad que vive el pueblo desde que hace años un alcalde llamado Cartagena importó gitanos de Murcia para subir el censo y ganar votos. "Aquí no tenemos suerte con ningún alcalde. Éste no es peor que los anteriores y no será mejor que el siguiente", comenta una panadera que echa chispas. Otros vecinos la apoyan. "Es que ya no puedes ir por las calles, de día tampoco. Es un peligro. Te roban. Cuando no los gitanos, los otros, los moros. Y usted lleve cuidado si va al Museo de Miguel Hernández. A más de uno como usted que van por ahí, lo hemos visto volver sin pantalones".

La primera sala, nada más entrar en los nuevos Juzgados, es la Sala de lo Penal. Entro a presenciar un juicio para ir haciendo boca. Una extranjera de 80 años comparece como testigo ante un juez muy amable y bastante joven. A la anciana la ayuda una intérprete. El caso es, como otros cuatro que se han visto esta misma mañana, por robo con violencia. La anciana explica lo que le ocurrió. Una chica de unos 25 años se le echó encima. Forcejeó para llevarse su bolso. Pero ella pidió auxilio y a pesar de que la otra sacó un cuchillo, se resistió a entregarlo. Cree que iba drogada porque recuerda sus ojos. Entonces acudieron varias personas al oír los gritos. Y la ladrona se fue corriendo. "Ella arrojó la bolsa de la que sacó el cuchillo, pero el cuchillo se lo llevó luego de intentar pincharme, señor juez, ¿puedo pedir algo por los daños morales y psicológicos?".

El juez dice que no. Que es demasiado tarde. Y que eso debería haberlo pedido si hubiera comparecido como acusación y no como testigo. Y añade que la anciana probablemente recibirá 198 euros.

La señora se levanta después de responder las preguntas de la defensa que, naturalmente, pide la libre absolución de su clienta. Las sigo unos minutos por la calle, a la anciana y a la intérprete, que no han salido en absoluto satisfechas del juicio. La anciana no comprende cómo la abogada defensora ha podido decir que aquello no fue un delito de robo con violencia sino una falta leve por hurto frustrado a pesar de que la agresora la amenazara con un arma blanca.

Continuando por esta misma calle llego a la Casa-museo Miguel Hernández, en un barrio que, es cierto, está hecho polvo. Bastantes casas fueron desocupadas y tienen un candado en la puerta. De algunas viviendas salen gritos de gente mezclados con los gritos del televisor.

En el libro de visitas de la casa del poeta que en su adolescencia cuidaba cabras leo la anotación de una niña de 8 años: "Miguel, te leeré cuando sea más mayor". Aquí, el hombre que atiende las visitas dice que ayer vino la cuñada del poeta que vive en Elche (Carmen Manresa) para dar una vuelta por la casa y dejar un tapete que él acaba de poner sobre una mesa. Este hombre pone un disco de Serrat con letra de Miguel Hernández. Me acompaña a hacer el recorrido por las habitaciones. Veo las dos camas de los dormitorios. La cocina de fuego. Las grandes tinajas del agua. Y también las dos higueras del patio trasero, como pajarracos despeñados del monte sembrado de chumberas.

Después paso al edificio contiguo en el que tiene su sede la Fundación Miguel Hernández, donde no sólo se ocupan de difundir la obra del poeta por todo el mundo con publicaciones, conferencias, congresos y exposiciones, sino que también crearon un sitio en la red (www.migelhernandezvirtual.com) que en sólo dos años tuvo cerca de un millón y medio de visitas. Juan José Sánchez Balaguer, persona de un dinamismo contagioso, es el director de la fundación, y Aitor Larrabide, filólogo bilbaíno y especialista en la obra de Miguel Hernández, dirige el Taller de Empleo en el que trabajan treinta licenciados concertados con el Servef (Servicio Valenciano de Empleo y Formación) por un período de un año. Divididos en grupos de diez, estos treinta bibliotecarios e informáticos se ocupan del diseño de la página, la versión digital de la revista El eco hernandiano y la biblioteconomía que desarrollan tanto en la misma Fundación como en la Biblioteca Pública de Orihuela donde existe una sección dedicada a la obra de Miguel Hernández.

Los responsables de la Fundación resaltan que todo el trabajo que se incorpora a diario, y todos los documentos y archivos que se ceden a la Fundación son inmediatamente accesibles a todo el mundo en la red. Insisten en que la actualidad de la obra y de la figura humana de Miguel Hernández se basa en los grandes temas del poeta que son, ahora mismo, nuestros grandes temas: la igualdad y dignidad de la mujer, el respeto a la Naturaleza, el rechazo de la violencia y la defensa de las libertades. "Es un gran poeta próximo como pocos a nuestros ideales y a nuestra sensibilidad", afirman Sánchez y Larrabide.

www.ignaciocarrion.com

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_