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Crítica:ESCAPARATE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Yugo y rebelión de los incas

Francisco Pizarro (circa 14781541), el legendario conquistador del imperio incaico, fue un hombre alto y fuerte, con una determinación inextinguible aun ante las mayores dificultades imaginables. Analfabeto y parco en palabras, casi no existen testimonios de sus ideas o de otros rasgos de su personalidad. Un hombre de su época que no dudó en matar y dar órdenes de hacerlo cuando lo creyó necesario, aunque sin regodearse en el sadismo como hicieron algunos de los otros conquistadores de América. Fue también un político más fino y calculador de lo que se ha acostumbrado a escribir.

Es lo que el francés Bernard Lavallé, profesor de Civilización Hispanoamericana Colonial de la Sorbona, concluye en la biografía que se acaba de publicar en español. La escasez de datos personales sobre Pizarro hace que sus biografías se remitan más al relato de sus hazañas -que no sólo no son pocas, sino que siguen siendo impresionantemente épicas- que a las interioridades de su pensamiento. Era un hombre de acción, no de palabras. Y es por eso por lo que esta biografía también es un recuento de su trayectoria vital, a veces un poco distante del hombre que fue, pero tan llena de acontecimientos casi increíbles que se lee como un terrible relato de aventuras y desventuras. Basada en la biografía del historiador peruano José Antonio del Busto Duthurburu (2001), la más rigurosa y completa hasta el momento, la de Lavallé intenta situar al personaje en su momento y circunstancias, sin afán didáctico pero tampoco novelesco. Explica a lectores poco familiarizados con dicha historia las condiciones determinantes de todo su recorrido vital. Un libro riguroso y apasionante.

Francisco Pizarro. La conquista del imperio inca

Bernard Lavallé.

Traducción de Sandra Recarte.

Espasa. Madrid, 2005. 338 páginas. 24,90 euros.

El misterio de Vilcabamba. El hallazgo de la capital inca perdida

Santiago del Valle Chousa.

Primerapersona. A Coruña, 2005. 251 páginas. 17 euros.

Pizarro llegó a Perú en medio de una guerra civil que enfrentaba a las distintas etnias del amplio imperio suramericano. Tras matar a Atahualpa, entronizó a Manco Inca como gobernante títere, pero éste terminó por sublevarse contra los españoles y buscó refugio en una zona de altas montañas cubiertas por selva subtropical desde donde instigó a la rebelión. Vilcabamba La Grande fue la ciudad que fundó oculta entre espesa vegetación y desde allí dirigieron sus sucesores durante casi cuatro décadas el movimiento insurgente. Después, todo rastro desapareció. Se sabía muy poco acerca de este episodio hasta que en 1987 la historiadora María del Carmen Martín Rubio encontró un manuscrito perdido del cronista Juan de Betanzos, muy implicado en él, en Palma de Mallorca. Las informaciones sobre este hallazgo despertaron el interés de otro historiador, sociólogo y periodista gallego, Santiago del Valle, que decidió rodar un documental e ir en busca de la capital perdida de los incas. Desde 1997 y durante ocho años, realizó una serie de dificultosos viajes para encontrar restos arqueológicos del lugar hasta hallarlo a 80 kilómetros de las ruinas de Machu Picchu. Un territorio peligroso y casi sin cartografiar, con la amenaza -en ese momento- del terrorismo y los narcotraficantes, lastrado por la desidia de los burócratas y en ocasiones sin apoyo financiero. Su libro El misterio de Vilcabamba relata casi a modo de diario estas expediciones en las que, en el polo opuesto a la actitud de Pizarro, incita al interés por la historia y la cultura de los incas, así como a la preservación del entorno ecológico de la zona. Naturalmente, no son aventuras comparables, pero a los interesados por el pasado y el poderoso paisaje de Perú podrán interesarles ambos libros.

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