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REVUELTA URBANA EN FRANCIA

Chirac reconoce que tras la ola de violencia subyacen graves problemas sociales

Rodríguez Zapatero defiende en su visita a París la "tolerancia cero" con los agitadores

El presidente Jacques Chirac abandonó ayer el muy criticado silencio que ha mantenido durante la rebelión de las banlieues y recuperó su imagen presidencial. Aseguró que se han tomado las medidas necesarias para acabar con la violencia y restablecer el orden, hizo un llamamiento a la "responsabilidad" de los padres sobre sus hijos menores de edad y también reconoció "los problemas indiscutibles de los barrios más desheredados de nuestras ciudades". La 18ª cumbre franco-española sirvió a Chirac para comparecer, por primera vez desde el inicio de la crisis, ante los medios de comunicación.

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"Cada cosa a su tiempo", respondió Chirac cuando se le preguntó sobre las críticas que ha levantado su actuación. "Hay un tiempo para el restablecimiento del orden, que era mi prioridad absoluta y a lo que hemos dedicado todos los esfuerzos aunque aún no se haya conseguido del todo. (...) Llegado el momento haré partícipes a todos los franceses de mi reflexión sobre las razones de la crisis y cómo resolverla".

Reconoció que en el origen de los disturbios hay un profundo problema "de igualdad de oportunidades" y de "respeto a las personas", así como "problemas indiscutibles de los barrios más desheredados de nuestras ciudades". Y en clave presidencial, algo que se ha echado de menos estos días, desempolvó el arsenal moral republicano: "Sea cual sea nuestro origen, todos somos hijos de la República y todos aspiramos a los mismos derechos de respeto e igualdad de oportunidades".

El presidente francés, que a finales del verano sufrió un pequeño ictus cerebral, se mostró en buena forma y no esquivó las preguntas, incluidas las referidas a los propósitos de su ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, de expulsar a los extranjeros implicados en las violencias, independientemente de si están o no legalmente en Francia. "Hay una ley y hay que respetarla", dijo. Sarkozy, presente en la sala, no escondió su satisfacción. Rindió homenaje al "profesionalismo y la sangre fría" de la policía, los bomberos y los jueces y alabó el papel de alcaldes y asociaciones vecinales. También pidió "responsabilidad" a los padres "de los muchos menores que, empujados por otros mayores de edad, han participado en los disturbios".

José Luis Rodríguez Zapatero coincidió con Chirac en que los Gobiernos están obligados a mantener el orden y hacer cumplir las leyes porque ésa es la base del Estado de derecho. "A partir de ahí", añadió, "todas las políticas sociales de integración que se hagan serán, sin duda alguna, muy positivas, pero, ante todo, tolerancia cero con la violencia y política activa en lo social". En España, según el presidente del Gobierno, las fuerzas de seguridad están "atentas y preparadas" para hacer frente a quien transgreda la ley.

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Descenso de la violencia

Desde la declaración del estado de urgencia, el miércoles, que coincide con la inflexión de la curva de violencia y del número de actos vandálicos, el Gobierno del primer ministro, Dominique de Villepin, y en especial su ministro del Interior están enviando señales en dos direcciones. Duras, como cuando se habla de expulsiones. Y de reconciliación con la población de los barrios marginales, no sólo en cuanto a promesas de inversiones, sino también destinadas a restablecer la dignidad y la justicia.

Ayer fueron suspendidos ocho policías por "violencias ilegales" contra un joven detenido en la localidad de La Courneuve, en Saint Denis. Según el Ministerio de Interior, dos agentes golpearon de forma "ilegal" a un detenido mientras otros seis presenciaban la escena. El día antes, Sarkozy había pedido a los policías que trataran de usted a los jóvenes y se abstuvieran de utilizar términos ofensivos.

El ministro del Interior francés, Nicolas Sarkozy, en el palacio del Elíseo.
El ministro del Interior francés, Nicolas Sarkozy, en el palacio del Elíseo.EFE

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