La insostenible situación del PP en el Parlamento

En menos de 24 horas, el PP de Andalucía ha desaprovechado dos oportunidades para exponer su alternativa sobre la política presupuestaria de la Junta de Andalucía, criticar la del Gobierno socialista o lanzar un mensaje consistente sobre alguna idea (la que sea, pero alguna).

La tarde del miércoles, cuando se debatían las enmiendas de devolución del presupuesto autonómico para 2006 -presentadas por PP, Izquierda Unida y Partido Andalucista-, la presidenta del único grupo que puede competir electoralmente con el PSOE, Teófila Martínez, dio brincos de un tema a otro sin llegar a centrarse en la discusión de las cuentas autonómicas. Al final eligió el argumento del debate de la propuesta de reforma del Estatuto de Cataluña para sustentar su crítica porque, en su opinión, ese texto va a afectar "al estudio de nuestros hijos, al desarrollo económico, a la creación de empleo y a la calidad de los servicios".

Ayer en la sesión de control, Teófila Martínez tenía una pregunta dirigida al presidente de la Junta, Manuel Chaves, de "valoración sobre el cumplimiento de los objetivos de política presupuestaria de la Junta de Andalucía en la presente legislatura". Pero, de nuevo, dio otra voltereta y la pregunta que verbalizó fue sobre las repercusiones de "la reforma de Cataluña en los presupuestos andaluces".

El pasmo fue general, especialmente en el interpelado: "Esa no es la pregunta que yo tengo aquí. No tiene nada que ver. Si quiere preguntarme por el Estatuto catalán háganlo, pero le pido rigor, coherencia y seriedad", contestó Manuel Chaves, quien llegó a inquirir a la presidenta del Parlamento, Mar Moreno qué es lo que tenía que contestar.

Desde que dejó de liderar el PP de Andalucía, tras los malos resultados electorales del 14 de marzo, Martínez se ha convertido en una especie de saltimbanqui parlamentaria que ejercita acrobacias diseñadas desde fuera de los muros del Parlamento por el presidente regional, Javier Arenas, quien no tiene escaño en la Cámara.

La situación del PP en el Parlamento de Andalucía es insostenible. Habla a través de una persona que perdió las elecciones como cabeza de cartel, a la que se le ha despojado de toda autoridad interna, que ha dejado de ser una referencia regional y que ensaya jugadas que no van con su singular e intransferible tipología. Es como si a un profesional del baloncesto se le exigiera meter canastas con los pies.

En el Parlamento andaluz hay dos ocasiones anuales en las que se concentran todos los focos: una es el debate del estado de la Comunidad y otra, como la del miércoles, la de los presupuestos. Además, cada 15 días se celebra la sesión de control en la que los portavoces de la oposición se miden con el presidente del Gobierno. Y la presidenta del grupo parlamentario popular derrocha estas oportunidades para dar a conocer cuál es la posición de su partido, marcar líneas de trabajo y, sobre todo, controlar la gestión del Ejecutivo andaluz.

Circulan dos interpretaciones en el PSOE sobre este panorama. Los más dicen que esta disparatada situación sólo tiene una explicación: que Arenas quiere ser el único foco de atención del PP, la única referencia, la única voz y presentarse en 2008 como el salvador y la única esperanza del centro derecha para acabar con 26 años de hegemonía socialista. Los menos aseguran que "no ha podido, porque ha encontrado resistencias" hacer cambios en el grupo parlamentario y renovar al equipo que perdió las elecciones andaluzas. Y mientras tanto ¿se puede saber qué es lo que defiende el PP en el Parlamento?