Las asociaciones gitanas detectan un estancamiento del desarrollo social y una consolidación del rechazo

"600 años construyendo un estereotipo no se quitan en 25 años de democracia", dice Jesús Salinas, miembro de Enseñantes Gitanos. Una de las asociaciones que ayer participó en la jornada sobre el pasado y el futuro del pueblo romanó organizada por el Movimiento contra la Intolerancia, en Valencia. Las conclusiones de las cuatro horas de charla fueron pesimistas: Los representantes detectan un estancamiento en las posibilidades de acceso a la vivienda y al empleo; un riesgo creciente de desaparición de su cultura "más allá del puro folclore" y una consolidación del rechazo.

El Movimiento contra la Intolerancia elabora cada año una encuesta sobre la percepción de los jóvenes valencianos hacia las personas de etnia gitana. En 2005, "entre un 35% y un 38%" de los 1.400 chavales de 14 a 18 años consultados expresaron rechazo. El resultado es prácticamente idéntico al de años anteriores, señala su delegado, Ángel Galán.

Joaquín López, director de la revista Itchatchipen, hizo una breve narración de la historia del pueblo gitano en Europa. Destacó dos acontecimientos: Su exterminio a manos de los nazis, que según sus estimaciones alcanzó a 500.000 personas; y el hecho de que fueran tratados como esclavos hasta bien entrado el siglo XIX en Rumanía.

En España viven entre 600.000 y 800.000 gitanos y su condición social es mejor que en los países de la Europa Oriental. "Aquí ya no hay leyes que les persigan, y es cierto que su situación ha mejorado en las últimas décadas", dice Salinas, "pero esa mejora tiene más que ver con el aumento general de bienestar social en el Estado español que con políticas concretas". Ha mejorado su escolarización en Infantil y Primaria en los centros valencianos, añade, pero, al contrario que en Andalucía, su presencia en Secundaria y especialmente en Bachillerato y en las universidades sigue siendo mínima.